miércoles, 11 de agosto de 2021

Lenguaje no discriminatorio (parte 2)

 Paseo no discriminatorio por diferentes lenguas



El norte arriba: oh, yeah!


Empiezo por el inglés, la indiscutida “lengua del imperio”, la que más se estudia como lengua extranjera en el mundo (nº 1), la que más se habla por número total de hablantes entre quienes la tienen como primera o segunda lengua (nº  1), es decir la que más se parece a una lengua franca hoy en día. Si consideráramos solamente a las personas que tienen al inglés como primera lengua o lengua materna, quedaría en tercera posición (nº 3) después del chino mandarín y el español.

 

LENGUA QUE MÁS SE ESTUDIA COMO LENGUA EXTRANJERA: INGLÉS Nº 1

TOTAL DE HABLANTES COMO PRIMERA O SEGUNDA LENGUA: INGLÉS Nº 1

 

TOTAL DE HABLANTES COMO PRIMERA LENGUA O LENGUA MATERNA: 

CHINO MANDARÍN Nº 1

ESPAÑOL Nº 2

INGLÉS Nº 3

 

¿Qué está pasando en la actualidad con el lenguaje no discriminatorio en inglés?


En inglés, hoy se usa bastante el pronombre they como singular no marcado, es decir, para nombrar en singular a alguien que no se identifica como hombre ni como mujer, sin tener que recurrir al desdoblamiento he/she. Ej.: Ask a friend if they could help you.


Si bien el they para singular ya lo usaban Chaucer, Shakespeare, Jane Austen y Emily Dickinson, en los últimos años se agregó su uso para nombrar a personas que no se identifican ni con el género masculino ni con el femenino. En 2015, el American Dialect Dictionary lo designó palabra del año; entró en el diccionario Oxford en 2013 y en el Websters en 2017.



    Línea del tiempo tomada de Joanna Richardson

 

 

Los diccionarios recogen (o deberían recoger) el uso, describir los fenómenos lexicales y morfológicos, los cambios y corrimientos semánticos. Empleamos nuevas formas todos los días, de acuerdo con muchas variables, según las necesidades de una cantidad significativa de hablantes de nombrar algo que antes no existía o que no tenía nombre (como banear, googlear, app, etc.), o darles nuevas acepciones y usos a términos o expresiones que ya existían (“sala de espera” virtual, por ejemplo, en Zoom).

 

También podemos reírnos un ratito con este tema:


Morgan Freeman y el lenguaje no binario en El método Kominsky 2021 (advertencia nº 1 para el público: hay escenas que pueden impresionar; advertencia nº 2: se recomienda tener a mano un pañuelito para secar las lágrimas provocadas por la risa; advertencia nº 3, más bien una sugerencia: se recomienda ver toda la serie).

 

Viajemos ahora a Suecia


En 2014, la Academia Sueca de la Lengua oficializó el uso del pronombre neutro hen, que ya usaban las feministas en sueco desde los años 60 y que proviene del finés. Por lo tanto, las comunicaciones oficiales suecas usan este “nuevo” pronombre desde hace varios años. Parece que al principio costó un poco (tampoco tanto, ya que después de monitorear su uso durante cinco años, lo incorporaron al diccionario) y ahora ya está bastante asimilado.


Para profundizar en el tema del nuevo pronombre sueco, ver: https://www.efe.com/efe/america/cultura/la-academia-sueca-admite-un-nuevo-pronombre-para-el-genero-neutro/20000009-2586042

 

Sigamos paseando por el norte, y más precisamente por la vieja y multilingüe Europa. Vayamos a la bota, una de mis “matrias”. En italiano, actualmente se están barajando algunas hipótesis de cambios morfológicos para evitar el masculino genérico, aunque hay que reconocer que nel bel paese la tienen bastante complicada por diferentes motivos, no solo lingüísticos...


Desde lo morfológico, la formación de plurales y femeninos en italiano hace que la elección de una vocal como género no marcado sea más difícil, porque todas las vocales ya están “ocupadas” (en realidad, se manejó la hipótesis de la “u”, aunque creo que esta propuesta no está prosperando mucho; sonaría un poco como si se hablara todo el tiempo en lengua sarda, que tiene muchas palabras terminadas en "u" 😂).


Otra de las opciones, que impulsa la lingüista Vera Gheno, es la adopción de la schwa (ə), una vocal neutra inacentuada, por lo general átona en distintas lenguas (¡Uf! ¡Cuántos tecnicismos!). El símbolo gráfico pertenece al alfabeto cirílico y se usa también en abjasio, turco, baskir y kasajo (tendría que confirmar este dato con Din, un estudiante kasajo que tuve hace poco 🤔). Es el equivalente de la letra latina æ. 


La schwa es el sonido vocálico más común en inglés. Se trata de un sonido vocálico muy breve y neutro, que cambia según las consonantes que lo preceden o lo siguen (la /a/ en about, la /o/ en synonym, /er/ en teacher, /or/ en doctor, etc.). Muchas lenguas tienen sonidos parecidos a la schwa. Vera Gheno lo explica en italiano en menos de 10 minutos en este videíto: Vera Gheno sobre la schwa


En francés, parecería que la propuesta más popular entre quienes buscan evitar el masculino genérico es la de intercalar uno o más puntos antes de las desinencias. Ejemplo: Roy est considerée par le New York Times comme l’un.e des 20 auteur.e.s anglo-saxonn.e.s les plus significatif.ve.s du XXle siécle.

 

El caso de Portugal: lenguaje no discriminatorio, leyes y honestidad

 

El 20 de mayo de 2021, el Conselho Económico e Social de Portugal presentó el Manual de Lenguaje Inclusivo:

https://www.ces.pt/storage/app/uploads/public/60a/bcf/01a/60abcf01a49a6966725992.pdf.

 

Ese documento busca ser una referencia para la comunicación inclusiva y para ello se inspira en orientaciones normativas nacionales e internacionales que apuntan a promover igual visibilidad entre hombres y mujeres.


Quiero detenerme un poco más en este reciente documento portugués por sus aspectos legales, no solo lingüísticos.


Siempre repito que la lengua nos pertenece a quienes la usamos. El voluntarismo prescriptivo de cualquier institución es bastante inútil frente al uso. Sin embargo, hay cuestiones legales que hay que tener en cuenta.


Las instituciones públicas están obligadas a usar lenguaje no discriminatorio. Si no lo hacen, están incurriendo en faltas y en ilegalidades, porque los países firman tratados que los comprometen a no discriminar y las propias legislaciones de los países también establecen pautas y obligaciones en ese sentido. Para las instituciones no se trata de una opción, es su obligación. Las personas pueden hablar como les parezca; las instituciones, no.


En el preámbulo del manual portugués, se cita en primer lugar la Constitución de Portugal, que en el art. 9, inciso h, incluye la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres entre las tareas fundamentales del Estado. En el art. 26, numeral 1, además, se afirma que el derecho fundamental a la identidad personal está protegido contra cualquier forma de discriminación.


Asimismo, en el documento se menciona que desde hace más de 15 años los Consejos de Ministros de Portugal reconocen la necesidad de usar lenguaje no discriminatorio en la elaboración de normas. Incluso se nombran varias iniciativas y estrategias para llevar a la práctica esa orientación.


En segundo lugar, se nombran los tratados internacionales suscritos por Portugal (ONU, Consejo de Europa, entre otros), que obligan al país a “adoptar las medidas necesarias para promover cambios en los patrones de comportamiento socio-culturales (…) para erradicar preconceptos, costumbres, tradiciones y otras prácticas basadas en la idea de inferioridad de las mujeres o en los papeles estereotipados de mujeres y hombres”. (traducción propia LM).


El texto completo, en lengua original se puede consultar aquí:

https://www.cig.gov.pt/2018/06/guia-comunicacao-inclusiva-do-secretariado-geral-do-conselho-da-uniao-europeia/


En cuanto a lo lingüístico, en este manual, como en muchos similares en otras lenguas neolatinas, se recomienda evitar el uso universal del masculino genérico y prestar atención para evitar reproducir prejuicios y estereotipos discriminatorios. .


[En la entrada anterior del blog mostré algunos👉Recursos para evitar un lenguaje androcéntrico https://leomadalena.blogspot.com/2021/06/lenguaje-no-discriminatorio-parte-1.html]


El siguiente ejemplo del manual ilustra cómo el uso del masculino genérico puede impedir una lectura objetiva y rigurosa de la realidad o inducir a manipulaciones deshonestas de la información.


En el texto “El índice de riesgo de pobreza disminuyó entre los jubilados, entre 2015 y 2019”, el masculino genérico distorsiona la interpretación de la información, dado que el riesgo de pobreza bajó de 15,6 % a 14 % en el caso de los jubilados, pero aumentó de 16,3 % a 17,2 % entre las jubiladas. El dato objetivo debería expresarse de la siguiente manera: “La tasa de riesgo de pobreza disminuyó entre los jubilados y aumentó entre las jubiladas entre 2015 y 2019”. (Traducción propia LM)


Otro ejemplo similar es el siguiente: en la oración “Cerca de 201000 padres solicitaron la medida de apoyo excepcional para las familias durante el primer confinamiento” se oculta la verdadera situación asimétrica con relación a la responsabilidad parental en el cuidado de menores de 12 años. Para mostrar una fotografía más completa de la realidad, lo adecuado habría sido decir que “Cerca de 163000 madres y 38000 padres solicitaron la medida de apoyo excepcional para las familias durante el primer confinamiento”. (Traducción propia LM)

 

Brasil, Uruguay y Argentina


En Brasil, para sustituir el uso del masculino genérico se propone recurrir a “@”, “x” o “e”, en lugar de las desinencias que marcan género “o” o “a”, y al pronombre de género neutro “ile”, desarrollado en 2015 por Pri Bertucci e Andrea Zanella.


El debate está bastante avanzado, incluso en cuanto a la utilización de estas formas en ámbitos educativos.


Ya andamos por Brasil. Nos vamos acercando a nuestro español rioplatense.

 

En Uruguay, en 2020, se levantó una gran polvareda por la obligatoriedad del lenguaje inclusivo en las comunicaciones de la Intendencia de Montevideo, como se puede ver en la siguiente entrevista radial:


https://www.enperspectiva.net/en-perspectiva-programa/entrevistas/lenguaje-inclusivo-obligatorio-la-intendencia-montevideo/


Se escucharon voces altisonantes de algún edil y algún diputado enardecidos, que confundieron lenguaje inclusivo con uso de la desinencia en “e”, cuando en realidad ya vimos que se puede usar muy tranquilamente el lenguaje inclusivo sin recurrir a la “e”, con los recursos que existen en la lengua desde siempre. Por las dudas, repito acá también el link a la entrada anterior del blog, donde propuse una lista no exhaustiva de 👉Recursos para evitar un lenguaje androcéntrico https://leomadalena.blogspot.com/2021/06/lenguaje-no-discriminatorio-parte-1.html


De hecho, este artículo está totalmente escrito en lenguaje inclusivo (a lo mejor se me escapó algún pillo masculino genérico, pero juro que trato de tenerlos a raya) y no creo que mi estrategia se haya percibido o que haya molestado demasiado en la lectura (¡eso espero 🙏!).


Sinceramente, estoy bastante harta de que virulentos/as adalides de la conservación y la defensa del idioma, atrincheradas/os detrás de sus jerséis y sus almóndigas, argumenten blandiendo la antigua y filosa espada de una vetusta institución monárquica, que encima tiene sede en un país donde reside menos del 10 % de quienes hablamos español en el mundo (claro que muches/as/os de eses/as/os aguerrides/as/os soldades/as/os dicen tranquilamente “hubieron” en lugar de “hubo” y no se les mueve una cana…).


En el Río de la Plata, además de los recursos de lenguaje no sexista que ya mencioné, desde hace varios años se viene difundiendo el uso de la desinencia en “e”. Incluso surgieron nuevos pronombres: “elle” y “elles”. No se puede saber qué va a pasar en el futuro con estas nuevas formas. Lo que sí se sabe (repetita iuvant) es que la lengua es de quien la usa, no de ninguna institución, ni academia, ni gobierno, por más autoritarios y poderosos que sean, que intenten imponer o prohibir algún uso.


El problema se presenta cuando se quiere imponer una de las dos maneras de hablar, denigrando o burlándose de la otra manera de hablar, con lenguaje de odio. En este sentido, pocas veces vi el nivel de virulencia que suscita este tema… Temo que la OMS esté por agregar el lenguaje inclusivo a las causas de hipertensión arterial.

 

En Argentina, hoy en día el debate parecería estar centrado en usar la “e” o no usar la “e”. Parece que todo gira alrededor del lenguaje inclusivo directo, de desinencias, morfemas y pronombres. Pero ese no es el tema fundamental. Como ya vimos, incluso sin recurrir al lenguaje inclusivo directo (la maldita “e”), sobre todo en el caso de los textos escritos, la lengua española ofrece muchos recursos para evitar el masculino genérico (no me canso de repetirlo, je).


Santiago Kalinowski, lingüista y lexicógrafo, miembro de la Academia Argentina de Letras y director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y filológicas de esa Academia, habla de la necesidad de abordar el fenómeno del lenguaje inclusivo desde una perspectiva política, pragmática y retórica, no morfológica o gramatical.


Dice que el lenguaje inclusivo es un hito discursivo que va a ser asociado con esta época de la humanidad. Pero también que ningún grupo minoritario, por más poderoso que sea, puede cambiar la gramática de una comunidad. Entonces, aclara, “no es un fenómeno de cambio lingüístico sino que es un fenómeno retórico”, “la configuración discursiva de una lucha política”. “El objetivo del inclusivo no es cambiar la gramática, no le importa. Hay gente que puede decir que sí, pero en realidad es una intervención que lo que busca es terminar con mujeres asesinadas, mujeres que cobran menos por el mismo trabajo, mujeres que no pueden caminar por la calle tranquilas”, dice Kalinowski.


Hoy en día Kalinowski es un referente en el debate que se instaló en la sociedad argentina. (Recomiendo el libro La lengua en disputa, que es la transcripción de un debate entre Kalinowski y Beatriz Sarlo en 2019; el link para verlo en YT aquí 🠞 La lengua en disputa Sarlo Kalinowski/FVqopqV4XdM).


¿Y por casa cómo andamos?


Yo, personalmente, uso pocas veces la “e” y solo en ciertos contextos: a veces como provocación (no puedo con mi genio) y sobre todo en ámbito familiar, con mis hijas veinteañeras, con sus amigues o con personas jóvenes, en determinadas situaciones puntuales. Adapto mi registro y mi estilo de hablar al contexto situacional con respecto al lenguaje no discriminatorio, como lo hago con cualquier otro aspecto de la lengua: si trato de usted o de vos, si uso terminología técnica o lengua standard, si digo malas palabras o trato de evitarlas, etc.


Si me tocara interpretar en un encuentro de jóvenes feministas, sería muy desubicado que no usara el lenguaje que usan ellas. O si hubiera conferencistas no binaries. De cualquier manera, hace ya bastante tiempo que hago el ejercicio de detectar usos sexistas del lenguaje, y otros usos discriminatorios, no solo sexistas, y trato de evitarlos. Es un trabajito, no lo voy a negar, pero supongo que ese tipo de ejercicio es saludable 💪💪💪.

 

Así llegamos al final de la segunda parte del segundo ingrediente de mi spritz lingüístico: el polémico lenguaje no discriminatorio.

 

En la próxima entrada del blog voy a agregar el último ingrediente a nuestro cóctel: los algoritmos, el UX y la lengua española. ¡No te asustes: no muerden! 🐯