La lengua es una realidad dinámica y la RAE no siempre
refleja las tendencias que se viralizan en español. Algunas de las soluciones propuestas
para los extranjerismos no funcionaron,
porque los hablantes prefirieron otras: “güisqui” no tuvo éxito y seguimos
usando whisky, aun cuando no sepamos
muy bien cómo escribirlo (ver artículo de J. R. Marcos en El País: “Güisqui no gustó, ¿gustará pirsin?”, https://elpais.com/diario/2011/01/02/sociedad/1293922801_850215.html:// Hoy
parecería que hay una mayor flexibilidad y una cierta celeridad: Fundéu
considera adecuada la grafía “wasap” y la recomienda frente a “guasap”. “Bluyín”
y “yas” fueron intentos de imposición, pero se siguió usando bluejean (aunque “bluyín” sigue estando
en el diccionario) y jazz (la ridícula "yas" voló del diccionario en 2001, después de perder por goleada). En fin, no está bueno molestar a los lectores
con actitudes fundamentalistas.
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En el artículo citado, del 2011, José Manuel Blecua contaba que pendrive había sido objeto de
un largo informe, aunque todavía estaba en cuarentena: “El uso es el que
estabiliza una denominación. Por mucho que la Academia se intente adelantar y
llamarlo, por ejemplo, lapicero o memoria USB, si la gente lo llama pendrive...”. El problema es que, por un
lado, si los académicos y los terminólogos demoran en proponer cómo adaptar pendrive, aparece la nube, el objeto en
cuestión se usa cada vez menos y, por lo tanto, la palabra para designarlo va
perdiendo frecuencia de uso en la lengua. Pero por otro lado, el éxito de una u
otra opción de naturalización se puede medir solo con el tiempo y con el uso.
A veces tenemos la suerte de encontrar una opción más
castiza para no estar enchufando anglicismos a troche y moche, entonces nuestra
manera de hablar resulta menos esnob (¡Perdón! Estoy usando una palabra de
origen latín que entró a nuestra lengua a través del inglés en el siglo
diecinueve...). Pero, en general, el principio de economía de la lengua es imbatible y
para el español es difícil competir con la brevedad del inglés. ¿Cuántas
sílabas tiene pendrive y cuántas lapicero o memoria USB? ¿Y libro
electrónico frente a ebook?
El 30 de agosto de 2017 Fundéu publicó un artículo (http://www.fundeu.es/recomendacion/destripe-en-vez-de-spoiler/)
en el que dice que es mejor “destripe” que spoiler,
aunque “destripe” sería la revelación de una parte de la trama que arruina la
narración y “spoiler” sería el arruinador. Más allá de que quienes vivimos
fuera de la península ibérica podemos entender que el chauvinismo
hispanocéntrico es un poco inevitable, resulta difícil compartir que la
elección de “destripe” sea mejor, entre otras cosas porque dudo de que fuera de
España alguien entienda ese término con ese significado. En todo caso, tal vez se
empiece a escribir “espoiler” y dentro de un tiempo se verá cuántos likes tiene esa grafía frente a spoiler.
https://youtu.be/jvnOS6KWEhc
https://youtu.be/jvnOS6KWEhc