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viernes, 27 de septiembre de 2024

Mi Día de la Traducción 2024

Leonora en la cabina de interpretación, con auriculares y anteojos, frente al micrófono, en un reciente trabajo
En la cabina de interpretación, agosto 2024
Este año 2024, cuando se acerca el Día de la Traducción, quiero compartir MI celebración de esta maravillosa actividad. 

Mi historia no es nada extraordinaria, pero es mi historia y a lo mejor le puede servir a alguien que está pensando en estudiar traducción en un momento en que la IA parece estar amenazando nuestra profesión. 

A lo mejor las traductoras somos como la cigarra de la canción: “tantas veces me mataron, tantas veces me morí y sin embargo estoy aquí, resucitando”. Acá el link a la canción 👉 "La cigarra" de María Elena Walsh en la voz de Mercedes Sosa

Cuando entré a la universidad, hace cuarenta años (¡OMG!), nunca imaginé todo lo que habrían de darme aquellas primeras carreras de Traductorado Público, en inglés y en italiano, en la Facultad de Derecho de la Universidad de la República del Uruguay.

Ahora veo que aquel primer acercamiento a ese mundo fascinante, en vez de calmar mi hambre de conocimiento, despertó mi apetito voraz para seguir estudiando. 

Ahora también me doy cuenta de que no fui a la universidad solo para conseguir trabajo y lograr ganarme el pan haciendo algo que me resultara placentero, sino que fui a la universidad para prepararme para desarrollar una pasión que me iba a llevar a querer seguir estudiando toda la vida.

Durante y después de aquel primer pasaje por la universidad quise estudiar otras lenguas, además de seguir mejorando mi conocimiento del inglés y del italiano, así que incursioné en los universos del latín, portugués, francés y ruso.

Pero no me alcanzó, el apetito era cada vez más insaciable, entonces quise profundizar mis estudios de traducción desde otra perspectiva y me puse a estudiar traducción literaria y técnico-científica en el Instituto en Lenguas Vivas Juan Ramón Fernández, de Buenos Aires.

Ahí me pasó algo extraño: cuando cursé la materia “Introducción a la Interpretación”, con Vicky Massa, me picó el bichito y decidí zambullirme en ese mundo tan especial, duro y desafiante, pero totalmente adictivo, y aprender a nadar en ese mar. Entonces fui al Centro de Traducción e Interpretación y tuve a una gran tutora: Olga Álvarez de Barr.

La vida me llevó a irme a vivir a Italia y a volver a vivir a la Argentina. Cuando volví, me di cuenta de que quería volver a mi lengua materna, a perfeccionarla, a conocer mejor sus secretos, sus matices, sus sutilezas, su complejidad y su riqueza. Entonces me puse a estudiar corrección de textos en el Instituto Superior en Letras Eduardo Mallea y a hacer el posgrado en enseñanza de español como lengua extranjera en la UBA (este último porque estoy convencida de que enseñar es una excelente manera de aprender).

Asistí y asisto a infinidad de cursos, talleres, seminarios, charlas y congresos y sé que nunca voy a dejar de hacerlo, porque es mi vida y elijo vivirla así, estudiando, aprendiendo y gozando de mi pasión.

En los últimos tiempos me interesa profundizar en todo lo que tiene que ver con un lenguaje amplio, no discriminatorio y empático. 

¿Para qué? Para que mi trabajo favorezca una mejor convivencia de las personas en este mundo, para que prevalezca la construcción y no la destrucción, para que el amor le gane al odio y para que esta última premisa no resulte cursi y vacía. 

¿Por qué? Porque estamos en el horno, gente. No hay un planeta B. Además este me encanta, a pesar de todo.

¡Feliz Día de la Traducción!