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viernes, 10 de febrero de 2023

Andá p'allá (aprender español en Buenos Aires)

 Parece mentira, el 16 de enero empezamos el curso de español en la UNIBO de BA y hoy lo terminamos.

Siempre me quedo un poco triste cuando se termina el curso de verano en la Università di Bologna en Buenos Aires, pero con la sensación de la tarea cumplida:

"Lo que me gustó más del curso de español fue hablar de la cultura de Argentina, las canciones y los videos del mundial de fútbol. También me encantó aprender palabras argentinas y el uso del vos. Extrañaré a la profesora Leonora Madalena y espero que estos consejos y todo lo que aprendí pueda utilizarlo cuando hablo en español". "Las clases tienen una estructura buena y una profesora muy simpática". "De este curso me gustaron mucho los juegos porque así tuvimos más posibilidades de hablar en español entre nosotros y utilizar la lengua de verdad". "Curso de español: bueno. Profesora: buena y muy disponible. Qué más: más actividades culturales y más clases. Qué sacaría: nada. Consejo: no es posible alcanzar un B2 desde un A1 o A2 en tres semanas". "Me ha gustado mucho, sobre todo la división de cada clase en dos partes: una de gramática y una de cultura argentina". "Me gustó muchísimo el hecho de que no fueron unas clases clásicas donde el profesor habla y el estudiante escucha, sino que fueron entretenidas con actividades distintas (música, lectura, cultura...) La profe Leonora es fantástica!!!!! 😊😊 Viva Argentina (y Uruguay)". "Me gustó 10/10 cien por ciento". "Me gustó mucho la actitud de la profesora. Fue poco tiempo, fue muy brava. ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ Muy bonita. (Muchas tareas... 🫤)". "Todo fue muy divertido!! Me gustó mucho"" El meme de Shakira mucho más!! 🙂". "La clase de español me gustó mucho. La parte cultural fue muy interesante. Lamentablemente la clase no tiene muchas horas, entonces la parte gramatical es muy rápida, pero en general la clase me agrada. 🙂". "Me gustó mucho hacer ejercicios de gramática para aprender cómo usar los verbos y las palabras. Me gustó hacer trabajos de equipo y aprender nuevas palabras y usarlas en la vida cotidiana. 🙂". "Me gustó mucho el curso de español. En general fue interesante y aprendí muchísimo. Lo que me gustó también es aprender nuevas cosas sobre la cultura argentina". "El curso de español es muy interesante y difícil pero en poco tiempo yo aprendí mucho". "Me encantaron todos los aspectos de la clase de español. Estoy triste porque no voy a ver a la profesora Leonora Madalena, porque aprendí español con ella". "Lo que me gustó fue conocer la historia y la cultura de Buenos Aires y de la Argentina. Lo que me gustó menos fueron las pocas horas de clase que obligan a hacer muchas cosas rapidísimo. Sin embargo el curso fue muy lindo y útil". "Me gustaron las presentaciones y hablar de actualidad. Lamentablemente el curso fue muy rápido". "Fueron clases muy buenas, me gustaron. Pude aprender español mejor 🙂".

Empezamos el 16 de enero y terminamos ayer, 9 de febrero. Sesenta horas. Es un curso superintensivo y excesivamente ambicioso en sus objetivos.

La mayoría de mis estudiantes llega desde Italia para cursar en Buenos Aires el primer año de algunas carreras que ofrece la Universidad de Bolonia: Economía y Comercio, Ciencias Políticas y Ciencias Diplomáticas e Internacionales. Quienes participan en esta magnífica experiencia de vida vienen a vivir de enero a agosto en BA.

Sesenta horas. Compartimos sesenta horas de nuestras vidas.

Es un desafío enorme para mí y para el grupo. A mediados de enero en Buenos Aires hace mucho calor. Tenemos cuatro horas de clase todos los días durante las primeras semanas. Hay estudiantes que llegan con un nivel muy bajo y tengo que lograr que comprendan textos escritos complejos, que puedan interactuar con docentes, compañeras, compañeros y personas hispanohablantes en general, que puedan desenvolverse en la vida cotidiana en una gran ciudad, que puedan aprovechar la enorme variedad de estímulos culturales que ofrece BA y que escriban textos correctos y comprensibles de nivel universitario.

No es moco de pavo.

Inútil decir que me fascina lo que hago.😄




miércoles, 11 de agosto de 2021

Lenguaje no discriminatorio (parte 2)

 Paseo no discriminatorio por diferentes lenguas



El norte arriba: oh, yeah!


Empiezo por el inglés, la indiscutida “lengua del imperio”, la que más se estudia como lengua extranjera en el mundo (nº 1), la que más se habla por número total de hablantes entre quienes la tienen como primera o segunda lengua (nº  1), es decir la que más se parece a una lengua franca hoy en día. Si consideráramos solamente a las personas que tienen al inglés como primera lengua o lengua materna, quedaría en tercera posición (nº 3) después del chino mandarín y el español.

 

LENGUA QUE MÁS SE ESTUDIA COMO LENGUA EXTRANJERA: INGLÉS Nº 1

TOTAL DE HABLANTES COMO PRIMERA O SEGUNDA LENGUA: INGLÉS Nº 1

 

TOTAL DE HABLANTES COMO PRIMERA LENGUA O LENGUA MATERNA: 

CHINO MANDARÍN Nº 1

ESPAÑOL Nº 2

INGLÉS Nº 3

 

¿Qué está pasando en la actualidad con el lenguaje no discriminatorio en inglés?


En inglés, hoy se usa bastante el pronombre they como singular no marcado, es decir, para nombrar en singular a alguien que no se identifica como hombre ni como mujer, sin tener que recurrir al desdoblamiento he/she. Ej.: Ask a friend if they could help you.


Si bien el they para singular ya lo usaban Chaucer, Shakespeare, Jane Austen y Emily Dickinson, en los últimos años se agregó su uso para nombrar a personas que no se identifican ni con el género masculino ni con el femenino. En 2015, el American Dialect Dictionary lo designó palabra del año; entró en el diccionario Oxford en 2013 y en el Websters en 2017.



    Línea del tiempo tomada de Joanna Richardson

 

 

Los diccionarios recogen (o deberían recoger) el uso, describir los fenómenos lexicales y morfológicos, los cambios y corrimientos semánticos. Empleamos nuevas formas todos los días, de acuerdo con muchas variables, según las necesidades de una cantidad significativa de hablantes de nombrar algo que antes no existía o que no tenía nombre (como banear, googlear, app, etc.), o darles nuevas acepciones y usos a términos o expresiones que ya existían (“sala de espera” virtual, por ejemplo, en Zoom).

 

También podemos reírnos un ratito con este tema:


Morgan Freeman y el lenguaje no binario en El método Kominsky 2021 (advertencia nº 1 para el público: hay escenas que pueden impresionar; advertencia nº 2: se recomienda tener a mano un pañuelito para secar las lágrimas provocadas por la risa; advertencia nº 3, más bien una sugerencia: se recomienda ver toda la serie).

 

Viajemos ahora a Suecia


En 2014, la Academia Sueca de la Lengua oficializó el uso del pronombre neutro hen, que ya usaban las feministas en sueco desde los años 60 y que proviene del finés. Por lo tanto, las comunicaciones oficiales suecas usan este “nuevo” pronombre desde hace varios años. Parece que al principio costó un poco (tampoco tanto, ya que después de monitorear su uso durante cinco años, lo incorporaron al diccionario) y ahora ya está bastante asimilado.


Para profundizar en el tema del nuevo pronombre sueco, ver: https://www.efe.com/efe/america/cultura/la-academia-sueca-admite-un-nuevo-pronombre-para-el-genero-neutro/20000009-2586042

 

Sigamos paseando por el norte, y más precisamente por la vieja y multilingüe Europa. Vayamos a la bota, una de mis “matrias”. En italiano, actualmente se están barajando algunas hipótesis de cambios morfológicos para evitar el masculino genérico, aunque hay que reconocer que nel bel paese la tienen bastante complicada por diferentes motivos, no solo lingüísticos...


Desde lo morfológico, la formación de plurales y femeninos en italiano hace que la elección de una vocal como género no marcado sea más difícil, porque todas las vocales ya están “ocupadas” (en realidad, se manejó la hipótesis de la “u”, aunque creo que esta propuesta no está prosperando mucho; sonaría un poco como si se hablara todo el tiempo en lengua sarda, que tiene muchas palabras terminadas en "u" 😂).


Otra de las opciones, que impulsa la lingüista Vera Gheno, es la adopción de la schwa (ə), una vocal neutra inacentuada, por lo general átona en distintas lenguas (¡Uf! ¡Cuántos tecnicismos!). El símbolo gráfico pertenece al alfabeto cirílico y se usa también en abjasio, turco, baskir y kasajo (tendría que confirmar este dato con Din, un estudiante kasajo que tuve hace poco 🤔). Es el equivalente de la letra latina æ. 


La schwa es el sonido vocálico más común en inglés. Se trata de un sonido vocálico muy breve y neutro, que cambia según las consonantes que lo preceden o lo siguen (la /a/ en about, la /o/ en synonym, /er/ en teacher, /or/ en doctor, etc.). Muchas lenguas tienen sonidos parecidos a la schwa. Vera Gheno lo explica en italiano en menos de 10 minutos en este videíto: Vera Gheno sobre la schwa


En francés, parecería que la propuesta más popular entre quienes buscan evitar el masculino genérico es la de intercalar uno o más puntos antes de las desinencias. Ejemplo: Roy est considerée par le New York Times comme l’un.e des 20 auteur.e.s anglo-saxonn.e.s les plus significatif.ve.s du XXle siécle.

 

El caso de Portugal: lenguaje no discriminatorio, leyes y honestidad

 

El 20 de mayo de 2021, el Conselho Económico e Social de Portugal presentó el Manual de Lenguaje Inclusivo:

https://www.ces.pt/storage/app/uploads/public/60a/bcf/01a/60abcf01a49a6966725992.pdf.

 

Ese documento busca ser una referencia para la comunicación inclusiva y para ello se inspira en orientaciones normativas nacionales e internacionales que apuntan a promover igual visibilidad entre hombres y mujeres.


Quiero detenerme un poco más en este reciente documento portugués por sus aspectos legales, no solo lingüísticos.


Siempre repito que la lengua nos pertenece a quienes la usamos. El voluntarismo prescriptivo de cualquier institución es bastante inútil frente al uso. Sin embargo, hay cuestiones legales que hay que tener en cuenta.


Las instituciones públicas están obligadas a usar lenguaje no discriminatorio. Si no lo hacen, están incurriendo en faltas y en ilegalidades, porque los países firman tratados que los comprometen a no discriminar y las propias legislaciones de los países también establecen pautas y obligaciones en ese sentido. Para las instituciones no se trata de una opción, es su obligación. Las personas pueden hablar como les parezca; las instituciones, no.


En el preámbulo del manual portugués, se cita en primer lugar la Constitución de Portugal, que en el art. 9, inciso h, incluye la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres entre las tareas fundamentales del Estado. En el art. 26, numeral 1, además, se afirma que el derecho fundamental a la identidad personal está protegido contra cualquier forma de discriminación.


Asimismo, en el documento se menciona que desde hace más de 15 años los Consejos de Ministros de Portugal reconocen la necesidad de usar lenguaje no discriminatorio en la elaboración de normas. Incluso se nombran varias iniciativas y estrategias para llevar a la práctica esa orientación.


En segundo lugar, se nombran los tratados internacionales suscritos por Portugal (ONU, Consejo de Europa, entre otros), que obligan al país a “adoptar las medidas necesarias para promover cambios en los patrones de comportamiento socio-culturales (…) para erradicar preconceptos, costumbres, tradiciones y otras prácticas basadas en la idea de inferioridad de las mujeres o en los papeles estereotipados de mujeres y hombres”. (traducción propia LM).


El texto completo, en lengua original se puede consultar aquí:

https://www.cig.gov.pt/2018/06/guia-comunicacao-inclusiva-do-secretariado-geral-do-conselho-da-uniao-europeia/


En cuanto a lo lingüístico, en este manual, como en muchos similares en otras lenguas neolatinas, se recomienda evitar el uso universal del masculino genérico y prestar atención para evitar reproducir prejuicios y estereotipos discriminatorios. .


[En la entrada anterior del blog mostré algunos👉Recursos para evitar un lenguaje androcéntrico https://leomadalena.blogspot.com/2021/06/lenguaje-no-discriminatorio-parte-1.html]


El siguiente ejemplo del manual ilustra cómo el uso del masculino genérico puede impedir una lectura objetiva y rigurosa de la realidad o inducir a manipulaciones deshonestas de la información.


En el texto “El índice de riesgo de pobreza disminuyó entre los jubilados, entre 2015 y 2019”, el masculino genérico distorsiona la interpretación de la información, dado que el riesgo de pobreza bajó de 15,6 % a 14 % en el caso de los jubilados, pero aumentó de 16,3 % a 17,2 % entre las jubiladas. El dato objetivo debería expresarse de la siguiente manera: “La tasa de riesgo de pobreza disminuyó entre los jubilados y aumentó entre las jubiladas entre 2015 y 2019”. (Traducción propia LM)


Otro ejemplo similar es el siguiente: en la oración “Cerca de 201000 padres solicitaron la medida de apoyo excepcional para las familias durante el primer confinamiento” se oculta la verdadera situación asimétrica con relación a la responsabilidad parental en el cuidado de menores de 12 años. Para mostrar una fotografía más completa de la realidad, lo adecuado habría sido decir que “Cerca de 163000 madres y 38000 padres solicitaron la medida de apoyo excepcional para las familias durante el primer confinamiento”. (Traducción propia LM)

 

Brasil, Uruguay y Argentina


En Brasil, para sustituir el uso del masculino genérico se propone recurrir a “@”, “x” o “e”, en lugar de las desinencias que marcan género “o” o “a”, y al pronombre de género neutro “ile”, desarrollado en 2015 por Pri Bertucci e Andrea Zanella.


El debate está bastante avanzado, incluso en cuanto a la utilización de estas formas en ámbitos educativos.


Ya andamos por Brasil. Nos vamos acercando a nuestro español rioplatense.

 

En Uruguay, en 2020, se levantó una gran polvareda por la obligatoriedad del lenguaje inclusivo en las comunicaciones de la Intendencia de Montevideo, como se puede ver en la siguiente entrevista radial:


https://www.enperspectiva.net/en-perspectiva-programa/entrevistas/lenguaje-inclusivo-obligatorio-la-intendencia-montevideo/


Se escucharon voces altisonantes de algún edil y algún diputado enardecidos, que confundieron lenguaje inclusivo con uso de la desinencia en “e”, cuando en realidad ya vimos que se puede usar muy tranquilamente el lenguaje inclusivo sin recurrir a la “e”, con los recursos que existen en la lengua desde siempre. Por las dudas, repito acá también el link a la entrada anterior del blog, donde propuse una lista no exhaustiva de 👉Recursos para evitar un lenguaje androcéntrico https://leomadalena.blogspot.com/2021/06/lenguaje-no-discriminatorio-parte-1.html


De hecho, este artículo está totalmente escrito en lenguaje inclusivo (a lo mejor se me escapó algún pillo masculino genérico, pero juro que trato de tenerlos a raya) y no creo que mi estrategia se haya percibido o que haya molestado demasiado en la lectura (¡eso espero 🙏!).


Sinceramente, estoy bastante harta de que virulentos/as adalides de la conservación y la defensa del idioma, atrincheradas/os detrás de sus jerséis y sus almóndigas, argumenten blandiendo la antigua y filosa espada de una vetusta institución monárquica, que encima tiene sede en un país donde reside menos del 10 % de quienes hablamos español en el mundo (claro que muches/as/os de eses/as/os aguerrides/as/os soldades/as/os dicen tranquilamente “hubieron” en lugar de “hubo” y no se les mueve una cana…).


En el Río de la Plata, además de los recursos de lenguaje no sexista que ya mencioné, desde hace varios años se viene difundiendo el uso de la desinencia en “e”. Incluso surgieron nuevos pronombres: “elle” y “elles”. No se puede saber qué va a pasar en el futuro con estas nuevas formas. Lo que sí se sabe (repetita iuvant) es que la lengua es de quien la usa, no de ninguna institución, ni academia, ni gobierno, por más autoritarios y poderosos que sean, que intenten imponer o prohibir algún uso.


El problema se presenta cuando se quiere imponer una de las dos maneras de hablar, denigrando o burlándose de la otra manera de hablar, con lenguaje de odio. En este sentido, pocas veces vi el nivel de virulencia que suscita este tema… Temo que la OMS esté por agregar el lenguaje inclusivo a las causas de hipertensión arterial.

 

En Argentina, hoy en día el debate parecería estar centrado en usar la “e” o no usar la “e”. Parece que todo gira alrededor del lenguaje inclusivo directo, de desinencias, morfemas y pronombres. Pero ese no es el tema fundamental. Como ya vimos, incluso sin recurrir al lenguaje inclusivo directo (la maldita “e”), sobre todo en el caso de los textos escritos, la lengua española ofrece muchos recursos para evitar el masculino genérico (no me canso de repetirlo, je).


Santiago Kalinowski, lingüista y lexicógrafo, miembro de la Academia Argentina de Letras y director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y filológicas de esa Academia, habla de la necesidad de abordar el fenómeno del lenguaje inclusivo desde una perspectiva política, pragmática y retórica, no morfológica o gramatical.


Dice que el lenguaje inclusivo es un hito discursivo que va a ser asociado con esta época de la humanidad. Pero también que ningún grupo minoritario, por más poderoso que sea, puede cambiar la gramática de una comunidad. Entonces, aclara, “no es un fenómeno de cambio lingüístico sino que es un fenómeno retórico”, “la configuración discursiva de una lucha política”. “El objetivo del inclusivo no es cambiar la gramática, no le importa. Hay gente que puede decir que sí, pero en realidad es una intervención que lo que busca es terminar con mujeres asesinadas, mujeres que cobran menos por el mismo trabajo, mujeres que no pueden caminar por la calle tranquilas”, dice Kalinowski.


Hoy en día Kalinowski es un referente en el debate que se instaló en la sociedad argentina. (Recomiendo el libro La lengua en disputa, que es la transcripción de un debate entre Kalinowski y Beatriz Sarlo en 2019; el link para verlo en YT aquí 🠞 La lengua en disputa Sarlo Kalinowski/FVqopqV4XdM).


¿Y por casa cómo andamos?


Yo, personalmente, uso pocas veces la “e” y solo en ciertos contextos: a veces como provocación (no puedo con mi genio) y sobre todo en ámbito familiar, con mis hijas veinteañeras, con sus amigues o con personas jóvenes, en determinadas situaciones puntuales. Adapto mi registro y mi estilo de hablar al contexto situacional con respecto al lenguaje no discriminatorio, como lo hago con cualquier otro aspecto de la lengua: si trato de usted o de vos, si uso terminología técnica o lengua standard, si digo malas palabras o trato de evitarlas, etc.


Si me tocara interpretar en un encuentro de jóvenes feministas, sería muy desubicado que no usara el lenguaje que usan ellas. O si hubiera conferencistas no binaries. De cualquier manera, hace ya bastante tiempo que hago el ejercicio de detectar usos sexistas del lenguaje, y otros usos discriminatorios, no solo sexistas, y trato de evitarlos. Es un trabajito, no lo voy a negar, pero supongo que ese tipo de ejercicio es saludable 💪💪💪.

 

Así llegamos al final de la segunda parte del segundo ingrediente de mi spritz lingüístico: el polémico lenguaje no discriminatorio.

 

En la próxima entrada del blog voy a agregar el último ingrediente a nuestro cóctel: los algoritmos, el UX y la lengua española. ¡No te asustes: no muerden! 🐯

  





miércoles, 1 de abril de 2020

Parar un tsunami con el diccionario

La gran ola de Kanagawa, Kasushika Hokusai, entre 1830 y 1833

Fresquito, recién salido del horno, el último número de puntoycoma, el Boletín de los traductores españoles de las instituciones de la Unión Europea, con el artículo que escribimos a cuatro manos con mi gran amiga y colega Beatriz Sosa Martínez, compañera de facultad allá por los lejanos años ochenta, en la Universidad de la República, en Montevideo.

En el artículo reflexionamos acerca del lenguaje inclusivo y de las múltiples estrategias que tenemos quienes hablamos español, y en particular quienes traducimos, para evitar un uso sexista y discriminatorio del idioma.



sábado, 8 de febrero de 2020

El balor del herror



Foto propia LM
EL BALOR DEL HERROR




Hace un tiempo iba caminando por la Av. Libertador de Buenos Aires y me topé con el cartel publicitario de la foto. Entonces se me aceleraron algunas sinapsis. Resumo, más o menos, el hilo de mis razonamientos, asociaciones y divagues varios.

En primer lugar, ese “porqué” en “No hay porqué” está mal porque si fuera un sustantivo tendría que estar precedido por un artículo u otro determinante, como en “el porqué de las cosas” o “tenía una respuesta para cada porqué”. En el caso del aviso, lo correcto habría sido “no hay un porqué”. De lo contrario, si estamos ante una subordinada causal, tendríamos que usar “por qué”, separado; en tal caso quedaría “no hay por qué”, con el verbo “tomarla”  o "no tomarla", por ejemplo, implícito.

Me detengo a pensar en la archifamosa marca, símbolo del imperio del consumismo, del éxito empresarial y del marketing, con una larga historia de publicidades icónicas (¡Madmen, yessss!), y no puedo evitar hacerme algunas preguntas. Es que quienes nos ocupamos de la lengua (y no solo a la vinagreta), tenemos esos defectos profesionales, nuestras obsesiones. (Sí, sí, es cierto, somos medio TOC). ¿Será un error que se les pasó a un número indeterminado de personas en el largo proceso que culmina en este cartel de la Av. Libertador? Naaaaa, no puede ser, estamos hablando de Coca Cola… Pero si no es un error, lo hicieron a propósito. Mmmmm ¿y con qué finalidad? No encuentro ninguna respuesta satisfactoria.

Vuelvo a la primera hipótesis (se les pasó a los chiquicientos que lo leyeron antes de que terminara en Libertador) y me acuerdo de cuando detecté un error semejante en otro cartel a dos cuadras de ahí. Aquella vez me había tomado la molestia de fijarme cuál era la agencia de publicidad y de escribirles, muy diplomáticamente. Nunca recibí respuesta.

Otra vez, como soy medio testaruda y una optimista incurable, encontré un error de esos horribles, que te hacen poner la piel de gallina, en un flyer de un aviso de un seminario o una conferencia (ya ni me acuerdo) organizada por el Ministerio de Educación (seeeeeeeee) de un país que no quiero nombrar. Se trataba de formación para docentes (sic) y escribí a la dirección de contacto que estaba en el aviso. Tampoco me contestaron.

Ahora me estoy acordando de otra ocasión, cuando le señalé a un autor reconocido y multipremiado, en un mensaje privado (obbbbbvvvvvvio), que había detectado un error de incongruencia en los nombres de los personajes al final de una novela que había publicado hacía poco: se confundía a la protagonista con su madre justo cuando se explicaba la vuelta de tuerca del desenlace. Nunca me contestó, y eso que yo le decía que seguramente le iban a reeditar su novela, que era muy buena, y que sería fácil corregir ese desliz en una futura edición.

Pero el panorama no es tan deprimente. Hace un tiempo hice una traducción de un artículo científico y, junto con el texto traducido, le entregué a mi clienta su original en español con algunas pequeñas correcciones y comentarios (realmente estaba muy bien escrito). Se quedó encantada y me agradeció que le hubiera corregido también el español. Me dijo que le había servido mucho lo que le había señalado. Rescato esa actitud, que debería ser más valorada en nuestra sociedad. Mi clienta aprendió algo nuevo y seguramente incorporará lo aprendido a sus próximos artículos, que serán todavía mejores, más comprensibles, más legibles y de lectura más amena.

Siempre hay que aprender del error, aprender a equivocarse (como ya se sabe, la única persona que nunca se equivoca es la que nunca hace nada), y también aprender a controlar las propias obsesiones y rigideces (ejem, ejem, esto va también para mí y para quienes estudiamos corrección…).

Quienes aprenden de sus propios errores siempre aspiran a mejorar la calidad de lo que hacen o producen. La actitud hacia el error define la capacidad de aprendizaje de una persona, así como su tolerancia a la frustración. La permeabilidad a una crítica constructiva en un entorno laboral o académico serio debería ser más valorada que la búsqueda obsesiva de la perfección.

Sin embargo, lamentablemente, a las personas no les gusta que les señalen errores, aunque en la empresa o en el sitio de la institución donde trabajan aparezca un cartelito que diga “Queremos mejorar, así que nos gustaría que completaras la encuesta”. Si realmente quieren mejorar, ¿por qué una nunca encuentra un resquicio en el sistema donde señalar un error? Y si excepcionalmente una lo encuentra y escribe, ¿por qué nunca recibe una respuesta? He escrito a instituciones oficiales (municipios, ministerios, etc.), a empresas (mi banco, agencias de publicidad, empresas de transporte, etc.) y a particulares (etc., etc.) sin haber obtenido nunca una sola respuesta.

Claro, con los errores de lengua pasa algo peor que con la suciedad. Cuando algo está muy sucio todo el mundo lo nota, aunque cuando está limpio nadie dice “¡Qué limpio que está!”. Los errores de lengua, en cambio, ya ni se notan; solo de vez en cuando alguien se escandaliza por algún error de ortografía. Pero encima, como nadie está libre de cometer alguno, mejor no andar señalando los que detectamos en los demás, no sea cosa de que después nos señalan los nuestros… no lo soportaríamos.

Antes dije que en general a las personas y a las instituciones no les gusta que les señalen errores, pero “en general” no es “a todas”. Hay excepciones, y el futuro es de las personas y de las instituciones excepcionales. Las que haprendan a ekibocarse.

jueves, 28 de junio de 2018

Super Spanish

Todavía no hay suficientes estudios científicos acerca de los beneficios de estudiar español para la salud física y mental: se trata de un área de la investigación que debería seguir desarrollándose en el futuro.


Tampoco hay mediciones atendibles acerca de las descargas de endorfinas que se producen cuando las personas leen, hablan, cantan, recitan o sueñan en esa lengua, aunque en mi modesta opinión (nada científica) deben ser muy elevadas.

La información contenida en el link solo confirma en parte mis sospechas.


https://elpais.com/cultura/2018/06/27/actualidad/1530106896_987780.html

Photo by MCML ➖XXXIII (steal my _ _ art) on Unsplash

lunes, 16 de abril de 2018

Todo depende del cristal con que se hable


Punto de vista, subjuntivo, futuro y paz


Desde nuestra infancia, “hablamos” la realidad, la codificamos y la decodificamos todo el tiempo con nuestro pensamiento, en el diálogo-monólogo interior de nuestra vigilia, y hasta en nuestros sueños. Así, la lengua materna tiñe la percepción; dicho de otro modo, cada hablante mira el mundo a través de una lente con algún tinte suave: no existen los cristales completamente transparentes.

Español e italiano: acá y allá

Hace poco, mientras les mostraba a mis jóvenes estudiantes italianos algunas de esas diferencias sutiles del color del cristal del español y del italiano, se me ocurrió que aprender a mirar a través de una lente teñida con otro tono no es fácil, pero si percibimos esos matices cuando nos ponemos otros lentes, lograremos acercarnos más a esa otra visión del mundo. A los efectos prácticos del aprendizaje de una lengua extranjera, eso implica que nos equivocaremos menos.


Están las cuestiones ligadas al punto de vista, por ejemplo. En italiano, el verbo “venire” incluye la idea de acercamiento al interlocutor: “Vengo da te”. En español, en cambio, cuando se usa el verbo “venir”, el movimiento es solo hacia el hablante y no incluye a la persona a la que se habla. El DRAE dice de “venir”: Dicho de una cosa: Moverse de allá hacia acá. Dicho de una persona o de una cosa: Llegar a donde está quien habla. Veamos un ejemplo:

Vengo da te = Voy a tu casa. No diría *Vengo a tu casa.

Veniamo a casa tua = Vamos a tu casa, no *Venimos a tu casa.
Además, está la pesadilla de todos los italianos cuando aprenden español: ¿llevar o traer? Es que en italiano “portare” tiene ambos significados, no se distingue entre “llevar” (“hacia allá, a un lugar alejado de mí, hablante”) y “traer” (“hacia acá, donde estoy yo, hablante”). No se trata solo de una cuestión  lexical, es algo que no existe en nuestra propia lengua, y nos cuesta incorporarlo porque no sentimos su necesidad; es más, siempre vivimos lo más bien sin ese algo que no tenemos. Otro ejemplo: a los hispanohablantes nos resulta difícil usar con naturalidad los pronombres partitivos o locativos del italiano (‘ne’, ‘ci’) o del francés (‘en’, ‘y’) porque en español no existen.


¿Subjuntivo o indicativo?

También está el asunto del uso del subjuntivo. No me adentraré en disquisiciones panfletarias en defensa de una especie en riesgo de extinción. Diré, con cuestionable espíritu darwiniano, que si el subjuntivo no sobrevive, querrá decir que no era el más apto, y chau. De cualquier manera, mientras su uso siga representando un símbolo de estatus, es probable que siga existiendo, no hay que temer: es poco democrático, pero es así.

Un caso interesante es el de las subordinadas temporales con idea de futuro:

Cuando me duerma, voy a soñar contigo (ejemplo romántico, voluntarista y medio mentiroso…).

Quando mi addormenterò, sognerò te.

En la idea de futuro contenida en la subordinada conviven dos ingredientes: el de tiempo (porque en este momento estoy despierto y me voy a dormir esta noche) y el de hipótesis (supongo que me voy a dormir). En italiano se usa el futuro del modo indicativo, que es el modo de la realidad, de la certeza, prevalece el ingrediente temporal con esa idea de “algo muy probable, casi seguro”. En español, en cambio, en las subordinadas temporales con idea de futuro se usa el subjuntivo, que es el modo de la posibilidad, la incertidumbre, la duda, el deseo, el temor, etc., hay una dosis mayor del ingrediente hipotético que del temporal-real.

Lentes de colores

¿De qué manera inciden en nuestra percepción estos “filtros” de color, tan sutiles, que tiñen los cristales con los que miramos lo que nos rodea? Cuando veo la incomprensión y la falta de empatía que caracteriza las relaciones entre los individuos y los pueblos, lo difícil que es construir la paz, me pregunto si nuestro pobre mundo, violento, belicoso y miope no estará necesitando que todos nos pongamos más lentes de diferentes colores… La paz es multicolor.