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El norte arriba: oh, yeah!
Empiezo por el inglés,
la indiscutida “lengua del imperio”, la
que más se estudia como lengua extranjera en el mundo (nº 1), la que más se
habla por número total de hablantes entre quienes la tienen como primera o
segunda lengua (nº 1), es decir la que más se parece a una lengua franca
hoy en día. Si consideráramos solamente a las personas que tienen al inglés
como primera lengua o lengua materna, quedaría en tercera posición (nº 3) después del chino mandarín y el
español.
LENGUA QUE MÁS SE ESTUDIA COMO LENGUA EXTRANJERA: INGLÉS Nº 1
TOTAL DE HABLANTES COMO PRIMERA O SEGUNDA LENGUA: INGLÉS Nº 1
TOTAL DE HABLANTES COMO PRIMERA LENGUA O LENGUA MATERNA:
CHINO MANDARÍN Nº 1
ESPAÑOL Nº 2
INGLÉS Nº 3
¿Qué está pasando en la actualidad con el lenguaje no discriminatorio en inglés?
En inglés, hoy se usa bastante el pronombre they
como singular no marcado, es decir, para nombrar en singular a alguien que no
se identifica como hombre ni como mujer, sin tener que recurrir al
desdoblamiento he/she. Ej.: Ask a
friend if they could help you.
Si bien el they para singular ya lo usaban Chaucer, Shakespeare, Jane Austen y Emily
Dickinson, en los últimos años se agregó su uso para nombrar a personas que no se identifican ni con el género masculino ni
con el femenino. En 2015, el American Dialect Dictionary lo designó palabra
del año; entró en el diccionario Oxford en 2013 y en el Websters en 2017.
Línea del tiempo
tomada de Joanna Richardson
Los diccionarios recogen (o deberían recoger) el uso, describir los fenómenos lexicales y morfológicos, los cambios y
corrimientos semánticos. Empleamos nuevas formas todos los días, de acuerdo con
muchas variables, según las necesidades de una cantidad significativa de
hablantes de nombrar algo que antes no existía o que no tenía nombre (como banear,
googlear, app, etc.), o darles nuevas acepciones y usos a términos
o expresiones que ya existían (“sala de espera” virtual, por ejemplo, en Zoom).
También podemos reírnos un ratito con este tema:
Morgan Freeman y el lenguaje no binario en El método Kominsky 2021 (advertencia nº 1 para el público: hay escenas que pueden impresionar; advertencia nº 2: se recomienda tener a mano un pañuelito para secar las lágrimas provocadas por la risa; advertencia nº 3, más bien una sugerencia: se recomienda ver toda la serie).
Viajemos ahora a Suecia.
En 2014, la Academia Sueca de la Lengua oficializó el uso del pronombre neutro hen, que ya usaban las feministas en
sueco desde los años 60 y que proviene del finés. Por lo tanto, las comunicaciones oficiales suecas usan
este “nuevo” pronombre desde hace varios años. Parece que al principio
costó un poco (tampoco tanto, ya que después de monitorear su uso durante cinco
años, lo incorporaron al diccionario) y ahora ya está bastante asimilado.
Para profundizar en el tema del nuevo pronombre sueco,
ver: https://www.efe.com/efe/america/cultura/la-academia-sueca-admite-un-nuevo-pronombre-para-el-genero-neutro/20000009-2586042
Sigamos paseando por el norte, y más precisamente por
la vieja y multilingüe Europa. Vayamos a la bota, una de mis “matrias”. En italiano, actualmente se están barajando
algunas hipótesis de cambios morfológicos para evitar el masculino genérico,
aunque hay que reconocer que nel bel
paese la tienen bastante complicada por diferentes motivos, no solo
lingüísticos...
Desde lo morfológico, la formación de plurales y
femeninos en italiano hace que la elección de una vocal como género no marcado
sea más difícil, porque todas las vocales ya están “ocupadas” (en realidad, se
manejó la hipótesis de la “u”, aunque creo que esta propuesta no está
prosperando mucho; sonaría un poco como si se hablara todo el tiempo en lengua sarda, que tiene muchas palabras terminadas en "u" 😂).
Otra de las opciones, que impulsa la lingüista Vera Gheno, es la adopción de la schwa (ə), una vocal neutra inacentuada, por lo general átona en distintas lenguas (¡Uf! ¡Cuántos tecnicismos!). El símbolo gráfico pertenece al alfabeto cirílico y se usa también en abjasio, turco, baskir y kasajo (tendría que confirmar este dato con Din, un estudiante kasajo que tuve hace poco 🤔). Es el equivalente de la letra latina æ.
La schwa es el sonido vocálico más común en inglés. Se trata de un sonido
vocálico muy breve y neutro, que cambia según las consonantes que lo preceden o
lo siguen (la /a/ en about, la /o/ en
synonym, /er/ en teacher, /or/ en doctor,
etc.). Muchas lenguas tienen sonidos parecidos a la schwa. Vera Gheno lo
explica en italiano en menos de 10 minutos en este videíto: Vera Gheno sobre la schwa
En francés,
parecería que la propuesta más popular entre quienes buscan evitar el masculino
genérico es la de intercalar uno o más puntos antes de las desinencias.
Ejemplo: Roy est considerée par le New
York Times comme l’un.e des 20 auteur.e.s anglo-saxonn.e.s les plus
significatif.ve.s du XXle siécle.
El caso de Portugal:
lenguaje no discriminatorio, leyes y honestidad
El 20 de mayo de 2021, el Conselho Económico e Social de Portugal presentó el Manual de
Lenguaje Inclusivo:
https://www.ces.pt/storage/app/uploads/public/60a/bcf/01a/60abcf01a49a6966725992.pdf.
Ese documento busca ser una referencia para la
comunicación inclusiva y para ello se inspira en orientaciones normativas
nacionales e internacionales que apuntan a promover igual visibilidad entre
hombres y mujeres.
Quiero detenerme un poco más en este reciente
documento portugués por sus aspectos
legales, no solo lingüísticos.
Siempre repito que la lengua nos pertenece a quienes
la usamos. El voluntarismo prescriptivo de cualquier institución es bastante
inútil frente al uso. Sin embargo, hay cuestiones legales que hay que tener en
cuenta.
Las instituciones
públicas están obligadas a usar lenguaje no discriminatorio. Si no lo hacen, están incurriendo en faltas y en
ilegalidades, porque los países firman tratados que los comprometen a no
discriminar y las propias legislaciones de los países también establecen pautas
y obligaciones en ese sentido. Para las instituciones no se trata de una
opción, es su obligación. Las personas pueden hablar como les parezca; las
instituciones, no.
En el preámbulo del manual portugués, se cita en
primer lugar la Constitución de Portugal, que en el art. 9, inciso h, incluye
la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres entre las tareas
fundamentales del Estado. En el art. 26, numeral 1, además, se afirma que el
derecho fundamental a la identidad personal está protegido contra cualquier
forma de discriminación.
Asimismo, en el documento se menciona que desde hace más de 15 años los Consejos de
Ministros de Portugal reconocen la necesidad de usar lenguaje no
discriminatorio en la elaboración de normas. Incluso se nombran varias
iniciativas y estrategias para llevar a la práctica esa orientación.
En segundo lugar, se nombran los tratados internacionales suscritos por Portugal (ONU, Consejo de Europa, entre otros), que obligan al país a “adoptar las medidas necesarias para promover cambios en los patrones de comportamiento socio-culturales (…) para erradicar preconceptos, costumbres, tradiciones y otras prácticas basadas en la idea de inferioridad de las mujeres o en los papeles estereotipados de mujeres y hombres”. (traducción propia LM).
El texto completo, en lengua original se puede consultar aquí:
En cuanto a lo lingüístico, en este manual, como en muchos similares en otras lenguas neolatinas, se recomienda evitar el uso universal del masculino genérico y prestar atención para evitar reproducir prejuicios y estereotipos discriminatorios. .
[En la entrada anterior del blog mostré algunos👉Recursos para evitar un lenguaje androcéntrico https://leomadalena.blogspot.com/2021/06/lenguaje-no-discriminatorio-parte-1.html]
El siguiente ejemplo del manual ilustra cómo el uso del masculino genérico puede impedir
una lectura objetiva y rigurosa de la realidad o inducir a manipulaciones
deshonestas de la información.
En el texto “El
índice de riesgo de pobreza disminuyó entre los jubilados, entre 2015 y 2019”, el masculino genérico distorsiona
la interpretación de la información, dado que el riesgo de pobreza bajó de 15,6
% a 14 % en el caso de los jubilados,
pero aumentó de 16,3 % a 17,2 % entre las
jubiladas. El dato objetivo debería expresarse de la siguiente manera: “La tasa de riesgo de pobreza disminuyó entre los jubilados y aumentó
entre las jubiladas entre 2015 y 2019”. (Traducción propia LM)
Otro ejemplo similar es el siguiente: en la oración “Cerca de 201000 padres solicitaron la medida de apoyo excepcional para las familias durante el primer confinamiento” se oculta la verdadera situación asimétrica con relación a la responsabilidad parental en el cuidado de menores de 12 años. Para mostrar una fotografía más completa de la realidad, lo adecuado habría sido decir que “Cerca de 163000 madres y 38000 padres solicitaron la medida de apoyo excepcional para las familias durante el primer confinamiento”. (Traducción propia LM)
Brasil, Uruguay y Argentina
En Brasil, para sustituir el uso del masculino
genérico se propone recurrir a “@”, “x” o “e”, en lugar de las desinencias que
marcan género “o” o “a”, y al pronombre de género neutro “ile”, desarrollado en 2015 por Pri Bertucci e Andrea Zanella.
El debate está bastante avanzado, incluso en cuanto a
la utilización de estas formas en ámbitos educativos.
Ya andamos por Brasil. Nos vamos acercando a nuestro
español rioplatense.
En Uruguay, en 2020, se levantó una gran polvareda por la obligatoriedad del lenguaje inclusivo en las comunicaciones de la Intendencia de Montevideo, como se puede ver en la siguiente entrevista radial:
Se escucharon voces altisonantes de algún edil y algún diputado enardecidos, que confundieron lenguaje inclusivo con uso de la desinencia en “e”, cuando en realidad ya vimos que se puede usar muy tranquilamente el lenguaje inclusivo sin recurrir a la “e”, con los recursos que existen en la lengua desde siempre. Por las dudas, repito acá también el link a la entrada anterior del blog, donde propuse una lista no exhaustiva de 👉Recursos para evitar un lenguaje androcéntrico https://leomadalena.blogspot.com/2021/06/lenguaje-no-discriminatorio-parte-1.html
De hecho, este artículo está totalmente escrito en lenguaje inclusivo (a lo mejor se me escapó algún pillo masculino genérico, pero juro que trato de tenerlos a raya) y no creo que mi estrategia se haya percibido o que haya molestado demasiado en la lectura (¡eso espero 🙏!).
Sinceramente, estoy bastante harta de que virulentos/as
adalides de la conservación y la defensa del idioma, atrincheradas/os detrás de
sus jerséis y sus almóndigas, argumenten blandiendo la antigua y filosa espada
de una vetusta institución monárquica, que encima tiene sede en un país donde
reside menos del 10 % de quienes hablamos español en el mundo (claro que muches/as/os
de eses/as/os aguerrides/as/os soldades/as/os dicen tranquilamente “hubieron”
en lugar de “hubo” y no se les mueve una cana…).
En el Río de la Plata, además de los recursos de
lenguaje no sexista que ya mencioné, desde hace varios años se viene
difundiendo el uso de la desinencia en “e”. Incluso surgieron nuevos
pronombres: “elle” y “elles”. No se puede saber qué va a pasar en el futuro con
estas nuevas formas. Lo que sí se sabe (repetita
iuvant) es que la lengua es de quien la usa, no de ninguna institución, ni
academia, ni gobierno, por más autoritarios y poderosos que sean, que intenten
imponer o prohibir algún uso.
El problema se presenta cuando se quiere imponer una
de las dos maneras de hablar, denigrando o burlándose de la otra manera de
hablar, con lenguaje de odio. En este sentido, pocas veces vi el nivel de
virulencia que suscita este tema… Temo que la OMS esté por agregar el lenguaje inclusivo a las causas de hipertensión arterial.
En Argentina, hoy en día el debate parecería
estar centrado en usar la “e” o no
usar la “e”. Parece que todo gira alrededor del lenguaje inclusivo
directo, de desinencias, morfemas y pronombres. Pero ese no es el tema
fundamental. Como ya vimos, incluso sin recurrir al lenguaje inclusivo directo
(la maldita “e”), sobre todo en el caso de los textos escritos, la lengua
española ofrece muchos recursos para evitar el masculino genérico (no me canso
de repetirlo, je).
Santiago Kalinowski, lingüista y lexicógrafo, miembro
de la Academia Argentina de Letras y director del Departamento de
Investigaciones Lingüísticas y filológicas de esa Academia, habla de la
necesidad de abordar el fenómeno del lenguaje inclusivo desde una perspectiva
política, pragmática y retórica, no morfológica o gramatical.
Dice que el lenguaje inclusivo es un hito discursivo que va a ser asociado
con esta época de la humanidad. Pero también que ningún grupo minoritario, por más poderoso que sea, puede cambiar la
gramática de una comunidad. Entonces, aclara, “no es un fenómeno de cambio lingüístico
sino que es un fenómeno retórico”, “la configuración discursiva de una
lucha política”. “El objetivo del inclusivo no es cambiar la gramática, no
le importa. Hay gente que puede decir que sí, pero en realidad es una
intervención que lo que busca es terminar con mujeres asesinadas, mujeres que
cobran menos por el mismo trabajo, mujeres que no pueden caminar por la calle
tranquilas”, dice Kalinowski.
Hoy en día Kalinowski es un referente en el debate que se instaló en la sociedad argentina. (Recomiendo el libro La lengua en disputa, que es la transcripción de un debate entre Kalinowski y Beatriz Sarlo en 2019; el link para verlo en YT aquí 🠞 La lengua en disputa Sarlo Kalinowski/FVqopqV4XdM).
¿Y por casa cómo andamos?
Yo, personalmente, uso pocas veces la “e” y solo en
ciertos contextos: a veces como provocación (no puedo con mi genio) y sobre
todo en ámbito familiar, con mis hijas veinteañeras, con sus amigues o con personas
jóvenes, en determinadas situaciones puntuales. Adapto mi registro y mi estilo
de hablar al contexto situacional con respecto al lenguaje no discriminatorio,
como lo hago con cualquier otro aspecto de la lengua: si trato de usted o de
vos, si uso terminología técnica o lengua standard, si digo malas palabras o
trato de evitarlas, etc.
Si me tocara interpretar en un encuentro de jóvenes
feministas, sería muy desubicado que no usara el lenguaje que usan ellas. O si hubiera conferencistas no binaries. De cualquier manera,
hace ya bastante tiempo que hago el ejercicio de detectar usos sexistas
del lenguaje, y otros usos discriminatorios, no solo sexistas, y trato de
evitarlos. Es un trabajito, no lo voy a negar, pero supongo que ese tipo de
ejercicio es saludable 💪💪💪.
Así llegamos al final de la segunda parte del segundo
ingrediente de mi spritz lingüístico: el polémico lenguaje no discriminatorio.
En la próxima entrada del blog voy a agregar el último
ingrediente a nuestro cóctel: los algoritmos, el UX y la lengua española. ¡No te asustes: no muerden! 🐯
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Foto propia LM |