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lunes, 8 de agosto de 2022

¿Glotoquééé??? (Crónicas de un congreso de glotopolítica, 2)


Continuación de la crónica del V CLaGlo (Congreso Latinoamericano de Glotopolítica)

Muro cubierto de afiches con "estética chicha": colores flúo, letras grandes y estilo psicodélico años 70, en una calle de Lima. Se ve a un transeúnte pasando por la vereda.
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Lima_-_Comas_15P1020088.jpg#/media/Archivo:Lima_-_Comas_15P1020088.jpg


Niebla en Montevideo


El segundo día del congreso, la densa niebla que había impedido que algunas personas llegaran a Montevideo para el evento, se disipó y el último día, o más bien la última noche, el congreso se pobló de colores flúo y música chicha.

A continuación algunas impresiones y reflexiones a partir lo que vi y escuché en los últimos dos días de mi maratón glotopolítica (un extracto, nada más).

Lenguaje inclusivo e identidades

Paula Salerno contó su experiencia, junto a un equipo de asesoras-lingüistas, en una fundación argentina que se ocupa de políticas públicas. Las habían contactado por Instagram para mejorar la comunicación en cuanto a la inclusión de género. La articulada propuesta del equipo de lingüistas preveía actividades muy dinámicas, y momentos de reflexión y debate. Lo primero era que las personas de la fundación detectaran el masculino genérico en los textos que producían. Después había que ver cómo reescribirlos de una manera más inclusiva. Lo más positivo fue que el equipo logró sembrar el interés por el tema, y las personas de la fundación siguieron dándole vueltas al asunto. Me parece que este tipo de propuestas va en la dirección de la que habló José del Valle en el cierre del congreso [ya voy a llegar a eso, calma], para decirlo de manera poco académica: bajar la pelota a la cancha, arremangarse, embarrarse y darse un buen baño de realidad. Coincido plenamente con ese enfoque.

Ernesto Cuba contó acerca de su estudio de la cuestión lingüística no binaria en el contexto del activismo trans en Lima. Nos dejó pensando en las muchas aristas que presentan las prácticas lingüísticas... como la realidad.

Virginia Zavala describió el reciente y sorprendente fenómeno de nuevos aprendientes de quechua en zonas urbanas de Perú, el rol del quechua en la construcción de un sujeto emprendedor y multicultural en contexto de crecimiento económico neoliberal e ideología de marca, y el quechua como recurso en un cuerpo blanco no racializado. 

Un país chiquito

Acá viene la digresión personal:
Pasé muchos años fuera de Uruguay, así que aproveché para ver en qué andaban por esos pagos. La primera grata sorpresa fue entrar por primera vez en la actual sede de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, de la Universidad de la República, en Montevideo. Egresé de la UdelaR en los primeros años después de la dictadura y en mi memoria las instalaciones eran horribles, sucias y decadentes. Tengo anécdotas bastante asquerosas, que no voy a contar aquí. Estudiar en esas instalaciones era un sacrificio que hacíamos con el entusiasmo propio de quien se banca cualquier cosa para aprender. En la sede actual de la Facultad de Humanidades ¡había calefacción! Algo impensable a mediados de los años 80, cuando iba con medias cancán largas abajo de pantalones, botas y cuarenta capas de ropa, e igual salía entumecida a las 22.30, después de estar horas sentada en un iglú . ¡Ahora también hay proyector y wifi en todas las aulas! Y lo más importante de todo: ¡hay papel higiénico en el baño!!! Realmente no lo podía creer. No sé cuánto durará todo eso, dado que en la última rendición de cuentas el actual gobierno propone 0% de aumento para la universidad pública y gratuita... 

Volviendo al congreso, me gustó mucho la comunicación de Germán Canale, que relacionó crítica, praxis y transformación. Mencionó el impulso que se le dio desde los años 90 a una autocrítica dentro del campo del análisis del discurso, una reflexión crítica hacia adentro, a los estudios que dejan de lado las prácticas sociales, y una apuesta a ampliar los horizontes para lograr una crítica generadora o proactiva
Germán ilustró la idea de revaloración de los micro-espacios al relatar su experiencia de acompañamiento a una docente de inglés en Uruguay, en el contexto del Plan Ceibal (el primer programa de informatización escolar universal, que entregó una computadora a cada niña/o hace 15 años, cuando gobernaba el Frente Amplio). Al principio, el Plan Ceibal tenía como objetivo democratizar y universalizar el uso de la tecnología desde la escuela y después amplió ese objetivo a democratizar y universalizar el inglés y la tecnología en la enseñanza. 
Germán relató el proceso a través del cual la docente fue modificando la actividad didáctica, que consistía en usar el árbol genealógico para enseñar el léxico relacionado con la familia. 
El primer año de la experiencia, la actividad preveía imágenes que mostraban un árbol genealógico modélico de parejas de abuelas y abuelos, padres y madres, hijas e hijos. Se empezó por detectar instancias de reproducción de ideologías conservadoras, heteronormativas y hegemónicas en los libros de texto de inglés que proponían esas imágenes de familia. 
Al año siguiente, al proponer la actividad, se agregaron imágenes de otras familias, con hijas/os de distintas parejas y con hijas/os de una pareja de dos madres, por ejemplo. 
Al final, la tarea de dibujar el árbol genealógico cambió radicalmente: la docente pidió que sus estudiantes dibujaran un árbol similar a cualquier árbol: irregular, con un tronco y múltiples ramas asimétricas, y no con los casilleros rectangulares para rellenar, de los típicos árboles genealógicos. Así, cada estudiante tenía que decidir cómo representar a su propia familia en el árbol que dibujaba. 
Me quedé con una idea mágica que Germán manejó al final de su comunicación: "valorar los eventos banales de la comunicación cotidiana".


Graciela Barrios analizó el discurso de algunos textos legislativos relacionados con la prescripción y la prohibición de usos lingüísticos, enmarcando su análisis en el proceso político de construcción de la identidad lingüística uruguaya. En particular, se refirió a proyectos de ley, circulares y resoluciones oficiales acerca del lenguaje inclusivo. 

Verónica Vera Izeta señaló la intervención conjunta del poder político y el poder mediático para frenar el avance del lenguaje inclusivoa partir de un artículo periodístico de 2018, "¡Arriba les que luchan!", publicado en el diario El País, de Montevideo. Recordó a Arnoux y Del Valle al referirse a las representaciones ideológicas sobre la lengua y a los fenómenos del lenguaje atravesados por el poder, la legitimidad y la autoridad, que pueden reforzar y reproducir la desigualdad social. Concluyó que, en el caso uruguayo, las élites simbólicas operaron en conjunto para defenderse de un cambio social, no de un cambio lingüístico.

Música chicha y castañuelas

El congreso había empezado en medio de una densa niebla y terminaba el miércoles de noche, bajo una fría lluvia intermitente. 

Durante la presentación de Ivette Bürki, el somnoliento y exhausto auditorio pegó un salto con la irrupción a todo volumen de la música chicha de Perú. 

Las palabras de cierre estuvieron a cargo de José del Valle, el pergeñador del congreso. El español hizo una especie de llamamiento a la autocrítica y a la reflexión del variopinto mundillo glotopolítico, y me quedé con las siguientes líneas de acción que sugirió:
  • apuntar a un horizonte conceptual más que a un marco teórico, 
  • hacer un esfuerzo de teorización sin apuntar a ortodoxias, 
  • intensificar el contacto entre disciplinas, sin dejar de sentir la aspereza que existe entre las diferentes superficies disciplinarias.



Bañera de derecha y ducha de izquierda

Acá viene la reflexión polémica: Engancho esas ideas finales de Del Valle con la comunicación que habían presentado Lidia Beker y Paulo Aniceto, en la que contrapusieron lenguaje claro (incluyendo en el mismo cóctel a la lectura fácil) y lenguaje inclusivo de género. No es la primera vez que veo esta línea de pensamiento en un sector del mundo académico y sigo sin entender los fundamentos de esa tirria. Me acordé de una canción de Giorgio Gaber, un cantautor italiano, que cantaba en los años 70 que la bañera era de derecha y la ducha de izquierda...: Giorgio Gaber, "Destra e sinistra". ¿El lenguaje claro es de derecha y el lenguaje inclusivo, de izquierda?



Más o menos todo el mundo escuchó hablar del lenguaje inclusivo en los últimos años. Creo que está más difundido que el lenguaje claro y la lectura fácil. También es frecuente que se confunda a los dos últimos. Muy sintéticamente (que me perdonen las personas especializadas), el lenguaje claro apunta a una ciudadanía con un nivel de lengua B1, sin jerga ni lenguajes de especialidad, pero sin adaptación; la claridad se logra a través de recursos retóricos, léxicos, gramaticales, sintácticos, de diseño y de estructuración de los textos. Los ámbitos de aplicación son prevalentemente el lenguaje jurídico y administrativo, y también el ámbito privado (estoy pensando en evitar la famosa letra chica de un contrato con un banco o una aseguradora, por ejemplo) y el objetivo es que cualquier persona alfabetizada y sin dificultades cognitivas pueda acceder y comprender información útil, que le permitar ejercer plenamente sus derechos. El público destinatario de textos en lectura fácil está constituido por personas con dificultades de lecto-comprensión debidos a algún tipo de discapacidad física o cognitiva (permanente o temporal), personas no alfabetizadas, etc. La lectura fácil implica una adaptación del texto, según tres niveles: el nivel 1 corresponde más o menos a un nivel de lengua A1, y contiene muchas ilustraciones o imágenes y poco texto, el nivel 2 corresponde a un nivel A2 y el texto tiene aproximadamente un 50% de ilustraciones y un 50% de texto, y el nivel 3 corresponde, en líneas generales, a un B1, y tiene más texto que ilustraciones.
 
En la comunicación de Beker y Aniceto se mostraba una imagen del presidente de la RAE elogiando el lenguaje claro. Ahora bien: ¿si a la RAE le gusta el lenguaje claro, entonces hay que estar en contra? No razono en esos términos. Y eso no implica que deje de criticar muchas intervenciones de la RAE, como de hecho hago constantemente.
Tampoco creo en teorías complotistas que imaginan que detrás del lenguaje claro hay objetivos ocultos relacionados con los buscadores y los algoritmos, que en última instancia favorecerían la globalización neoliberal capitalista en el mundo. 
Yo uso los buscadores, ¿quién no?, y si encuentro más fácilmente lo que busco, estoy más que contenta. Y hago lo que puedo, desde mi lugar, para contrarrestar la globalización neoliberal capitalista.
Tampoco veo con recelo el avance de la informática, los algoritmos y los buscadores. Cuando estudiaba traductorado, en los años 80, ya se hablaba de que nos íbamos a quedar sin trabajo por la traducción automática. Y acá estamos, vivitas y coleando, sin tener que disputarle nada al traductor de Google, usando cotidianamente herramientas informáticas para nuestro trabajo, porque traducir no es pasar palabras de una lengua a otra, es algo muuucho más complejo. (En esos primeros años del retorno a la democracia, además, fui delegada estudiantil, porque siempre creí que es mejor hacer que criticar).
La verdad es que yo creo que el lenguaje claro, la lectura fácil y el lenguaje inclusivo de género son complementarios, no antagónicos o... excluyentes. 
No me fascina el adjetivo "inclusivo", porque implica que hay un grupo hegemónico que "incluye" a otros grupos no hegemónicos, de arriba hacia abajo, de manera condescendiente, con un dejo de arrogancia (el mismo dejo que percibo en cierta academia). 
En fin, me parece que las posturas de un sector de la academia van en la dirección contraria a la que propuso José del Valle en su mensaje de cierre del congreso, en cuanto al desarrollo futuro de la glotopolítica.

Justo cuando estaba escribiendo esta crónica, me crucé con un post de Paola Jelonche (Visibilia), que decía: "Monopolizar el conocimiento no sirve para construir comunidad". Me hizo acordar a mi experiencia personal en la administración comunal de un pequeño pueblo del norte de Italia, Vanzago. El intendente al que acompañé, Roberto Nava, hablaba todo el tiempo de construir comunidad, y lo ponía en práctica en cada uno de sus actos públicos y administrativos. Aprendí mucho. Y esa enriquecedora experiencia en la cancha me hizo confirmar lo que hacía tiempo había aprendido: que es mucho más fácil criticar que hacer. 

¡Viva Chile, carajo!

Quedaron muchas ponencias, comunicaciones y experiencias sin relatar en esta crónica del congreso de glotopolítica de Montevideo en 2022. 

Agradezco infinitamente a quienes organizaron el congreso la oportunidad que me dieron de mover las neuronas lingüístico-políticas y ver cómo se están agitando otras muchas neuronas lingüístico-políticas en el universo iberohablante.

El próximo congreso de glotopolítica se va a celebrar en la Facultad de Ciencias Políticas (y no de lingüística) de la Universidad Diego Portales, de Santiago de Chile, en 2024. ¡Pa'Chile me iré, cruzando la Cordillera!


Yo, Leonora, estoy en el medio entre dos chicas jóvenes, y tengo puesto un poncho marrón claro y color crema.
Con dos amigas brasileñas, luciendo el poncho que le robé a mi hija.




viernes, 11 de febrero de 2022

¿Correctora o entrenadora de chatbot?

 



¿Correctora o entrenadora de chatbot? 

Ese es el título del breve artículo que escribí y que se publicó recientemente en el blog de PLECA, la asociación de profesionales de la lengua española correcta de la Argentina.

Acá pongo el link:

🠞 https://www.pleca.org.ar/correctora-o-entrenadora-de-chatbot/

martes, 18 de mayo de 2021

Primer ingrediente de mi spritz-lingüístico: lenguaje claro

 


El 21 de abril de 2021, di el webinar "Debates actuales en torno a la lengua española" por Zoom, desde la plataforma de la Universidad de Bolonia (representación en la Argentina). Lo bauticé un webinar-spritz, aunque la mía no es una receta demasiado ortodoxa.



Webinar es la combinación de web = red, internet + seminar = seminario o charla.

El spritz es un trago que está bastante de moda en Buenos Aires, si bien no está tan instalado como el fernet con coca. Cuando un trago se pone de moda es porque una nueva combinación de ingredientes gusta y se difunde. 

En la lengua pasa algo parecido: todo va cambiando y siempre surgen cosas nuevas a partir de lo que ya existía; hay modas pasajeras y hay cambios vienen para quedarse. Algunos intentos de cambio no funcionan, no gustan (como cuando la RAE trató de imponer las grafías “cederrón”, “bluyín” o “yas”), otros fenómenos lingüísticos se van expandiendo a través de los siglos (como el voseo en tantas partes de América).





     Voseo generalizado de forma oral y escrita

     Voseo oral generalizado

     Voseo coexistente con el tuteo o voseo regional desprestigiado

     Sin voseo

 

Primer ingrediente: lenguaje claro

En esta entrada del blog voy a hablar del primer ingrediente de mi spritz lingüístico: el lenguaje claro. En las próximas entradas voy a ir agregando los otros ingredientes: se va a tratar de una serie de entradas cortas, de lectura rápida.

La definición de lenguaje claro que da PLAIN, la asociación internacional de lenguaje claro, es la siguiente:


De acuerdo con esta definición, para que un texto sea considerado claro, el público que lo lee tiene que poder encontrar fácilmente la información que está buscando, entenderla y usarla.


¿Cuándo decimos que un texto es claro?

Para que un texto sea considerado claro debería ser

  • adecuado al contexto y al público,
  • conciso (- es +),
  • preciso (ni vago ni ambiguo),
  • correcto (sin HERRORES),
  • eficaz,
  • organizado gráficamente,
  • sin neologismos ni extranjerismos (o con pocos),
  • sin jerga, tecnolectos ni siglas (o con pocas, las más conocidas),
  • coherente y uniforme.


Con respecto a la  concisión, se calcula que un texto administrativo no debería tener más de 10 o 15 palabras por oración y que debería tener entre 3 y 8 líneas por párrafo (más o menos, porque no se trata de una ciencia exacta). De más está decir que en un texto claro no debería haber zaraza, chamullo o blablá inútil.

En cuanto a los recursos gráficos, un texto claro con frecuencia juega con distintas fuentes, tamaños y tipos de resaltados como negrita, cursiva, mayúsculas, (con ciertos criterios, tampoco se trata de un carnaval), viñetas, títulos y subtítulos, etc.

En relación con los extranjerismos, hace algunos años la RAE hizo una divertida campaña contra anglicismos en español. Se promocionaron dos productos: un perfume que se llamaba “Swine” y  unos anteojos de sol cuyo nombre comercial era “Sunset Style with Blind Effect”. Imaginen la reacción de la gente cuando recibió el paquetito con el perfume con olor a cerdo o los anteojos negros, pero supernegros, que no dejaban ver nada. 

Sin embargo, todas las lenguas se forman y crecen con préstamos de otras, así que tampoco hay que demonizar a los extranjerismos, porque ninguna lengua es pura, por suerte.

Con frecuencia padecemos textos poco claros o directamente oscuros, sobre todo en lenguaje jurídico y administrativo. Lo contrario de oscuro es claro y yo nunca escuché a nadie quejarse porque un texto fuera demasiado claro… Martín Böhmer es superclaro para explicarlo en este video de un par de minutos: Martín Böhmer lenguaje jurídico claro

Según una encuesta encargada por el Defensor del Pueblo en España, en 2017, el 43% de la población dijo no entender el lenguaje administrativo. Casi la mitad de la población: ¡un montón!

Lenguaje claro y lectura fácil

No hay que confundir lenguaje claro con lectura fácil. El lenguaje claro apunta a toda la población lectora, no está pensado para un grupo de personas en particular que tenga dificultades de comprensión de algún tipo. La lectura fácil apunta a algunos grupos que, por algún motivo, tiene alguna dificultad para comprender; a veces es necesario adaptar textos para que sean comprendidos de manera más fácil por esos sectores de la población. El objetivo es el mismo, pero el lenguaje claro es más amplio; no se trata de simplificar o de adaptar, sino de usar recursos normales de la lengua y del diseño para que quien lee entienda fácilmente lo que está leyendo.

A través del tiempo y del espacio

Parece que en Gran Bretaña el tema de la comunicación clara ya había preocupado bastante a Churchill durante la Segunda Guerra Mundial. En los EE. UU., Carter, Clinton y Obama intentaron que la administración pública se comunicara en un lenguaje tan claro y simple como fuera posible. No sé qué tanto éxito tuvieron.

El tema es tan importante que en muchos países hace tiempo que se intenta mejorar el lenguaje en el que la administración pública se comunica con su ciudadanía. En esta corriente podemos inscribir las versiones más recientes de las constituciones de varios países, que están redactadas en lenguaje claro. En Sudáfrica, por ejemplo, la Constitución de 1996 está redactada en lenguaje claro y fue traducida a 11 idiomas que se hablan en ese país. Otra de las ventajas del lenguaje claro es que facilita la traducción.

En Suecia el tema de la claridad en las comunicaciones es tan esencial que ningún documento gubernamental puede publicarse si no tiene el OK de un grupo de expertos en lenguaje claro.

En la Argentina existe la Red de Lenguaje Claro, que integro individualmente y también a través de PLECA, la joven y dinámica asociación que nuclea a las correctoras (que me disculpen mis poquííísimos colegas correctores plequenses por este uso infrecuente del femenino genérico) y de la cual integro la Comisión Directiva desde mayo de 2021.


«Los objetivos del desarrollo sostenible deben estar orientados a la acción, ser concisos y fáciles de comunicar»

No solo los gobiernos y las instituciones se vienen ocupando seriamente de lenguaje claro, también las empresas y los bancos hace tiempo que están invirtiendo recursos en este tema. Algunos bancos, por ejemplo, invierten en comunicación porque quieren mejorar esa imagen negativa de la “letra chica”, mostrando que asumen una mayor responsabilidad en cuidar los intereses de su clientela al brindarle información más clara.

Lenguaje claro y pandemia

En 2020, con la pandemia, la necesidad de que nos hablen claro se volvió más imperiosa y urgente que nunca, si bien siempre tenemos derecho a recibir información clara, no solo en situaciones excepcionales. Como usuaria, ciudadana, clienta y consumidora tengo derecho a que me hablen claro, y tengo que exigirlo, porque a veces parece que invertir en buena comunicación es accesoriopero no lo es. Si no me hablan claro, están lesionando mi derecho a entender.

Pensando en este tema, cuando empezaba el año 2021 publiqué esta foto en mis redes sociales.

En la próxima entrada del blog voy a hablar del segundo ingrediente de mi spritz: el lenguaje no discriminatorio. En realidad hice un poco de trampa: en el flyer de la charla puse a propósito #lenguajeinclusivo, porque es un tema todavía bastante polémico y a mucha gente se le pone la piel de gallina apenas se menciona, pero en realidad el segundo ingrediente es más amplio que el lenguaje inclusivo, se trata de lenguaje no discriminatorio. Por ahora la dejo ahí, picando, para generar un poco de suspenso: chan-chan-chan-chán.

¡Hasta la próxima entrada del blog! 😉 Gracias por leerme.😃Si quieren, pueden dejar algún comentario, que responderé con gusto, y también pueden compartir libremente el contenido. 🌻

 

 

miércoles, 2 de diciembre de 2020

LENGUAJE CLARO = DERECHO CIUDADANO

 


Puente Laguna Garzón, Uruguay

3:39 AM: Se me ocurrió una idea para el blog: ¡aleluya! No la voy a dejar escapar. Prendo la luz y cazo la notebook. Ella me recibe con una imagen que reconozco y un mensaje que dice algo así como “si el camino más corto es la línea recta, ¿por qué elegir la curva?” Se parece un poco a mi manera de pensar: difícilmente voy de A a B y chau. Para ir de A a B es frecuente que dé alguna vuelta… En consecuencia, cuando hablo o cuando escribo, también. Mi familia a veces me critica por eso y mis lectoras/es (ustedes ahora) me padecen: me disculpo.

Ah, sí, ya se me estaba por escapar mi idea para esta entrada del blog: lenguaje claro = derecho ciudadano. En realidad eran dos ideas, la otra era la siguiente: la sociedad actual es gerontofóbica. Veremos cómo me las ingenio para unir las ideas en algo más o menos coherente.

La manera más corta, en línea recta, es decir, lo que une a ambos temas es la idea de “derecho”, el derecho a entender, a saber, para poder actuar y moverse en el mundo actual. Lo de “ciudadano” debe entenderse justamente como sujeto de derechos y deberes en una comunidad, enmarcado en un concepto bien amplio de ciudadanía, o sea, en tanto y en cuanto se es ciudadana/o del mundo, habitante de este planeta.

Para tener una idea de la movida sobre el lenguaje claro comparto un par de links: http://lenguajeclaroargentina.gob.ar/9-pasos-para-planificar-la-estrategia-comunicativa-en-lenguaje-claro/ y https://comunicacionclara.com/docs/guia-comunicacion-clara-prodigioso-volcan.pdf

Justamente como habitantes del planeta recibimos todo el tiempo enormes cantidades de textos orales y escritos con información. Muchas veces se trata de textos escritos que nos interpelan para que interactuemos, como formularios en las apps, por ejemplo, en los que tenemos que llenar campos para seguir avanzando en una operación cualquiera.

Ayer, sin ir más lejos, tuve que hacer varios trámites (obviamente online, estamos en pandemia…) y me pasé un buen rato “conversando” con formularios interactivos para sacar distintos turnos. En algunos casos el formulario me pedía tantas informaciones para poder avanzar que al final me obligaba a “mentirle” y poner cualquier cosa cuando no tenía el dato que faltaba.

En otros casos, mi situación no entraba en ninguna de las categorías previstas (¡Ay, ay, ay! Esa maldita costumbre del pensamiento occidental de reducir todo a categorías, desde Linneo…). Y recurrir al chat para solicitar asistencia es absolutamente inútil.

[El chat automático es una burla para la inteligencia humana: las respuestas previstas nunca  contestaron mis preguntas y vuelven siempre, empecinadamente, a repetirme información inútil. Eso no es un chat, o conversación: es un insulto.]

Otro caso: el banco me sugiere desde hace meses que me pase al token. Ya me la veo venir: están por eliminar la tarjeta de coordenadas. OK, OK. No es que estuviera enamorada del plástico, pero odio que me obliguen a depender cada vez más de un celular: ¡un celular!, ¡un aparatito de morondanga! ¿Y si no tuviera celular? ¿No existiría? Por favor, no me contesten.

 

Ya tenía descargada la app del banco y alguna vez la había usado, aunque prefiero la compu, para no gastar mis cansados ojitos defectuosos (miopía, astigmatismo y… presbicia). Como hacía tiempo que no entraba en la app, la tuve que actualizar. OK. Ya está. Después pasé por el cajero y retiré el ticket con el “código de asociación”. Volví a casa y lo metí en el aparatito de morondanga con la clave nueva (otro capítulo para la tragitelenovela: las claves).

Íbamos bien y entré en la app con el token (¡Oh, my God! No soporto más hablar así…). Intenté operar para probarla. Chácate: no pude escribir la cifra, no me aparece el teclado. ¿Cómo c….. escribo la cifra? ¡xhsdbfoxdvnbjfjfiteiesjdjikbkc!!!

Igual, hace como dos semanas que tengo un turno en el banco por otra cosa que solo se puede resolver de manera presencial, así que iré con mi cachivache electrónico, mi apéndice obligado, a ver si algún ser humano me ayuda a resolver el problema.

Entonces pienso: ¿cómo corno haría/hará una anciana sola o un anciano solo para moverse en este mundo? ¿Cómo hace con los formularios interactivos? ¿Cómo hace con las apps del celu? ¿Y si no tiene un smartphone? ¿No puede hacer una transferencia bancaria, por ejemplo?

Conclusión: los bancos son gerontofóbicos. Ergo, si nuestras sociedades les permiten a los bancos que sean gerontofóbicos, nuestras sociedades son gerontofóbicas.

¿Y lo del lenguaje claro como derecho ciudadano? ¿Qué tiene que ver? Tiene, tiene. Todos los formularios y las apps deberían estar escritos de una manera ultrarecontramegaclara para que cualquier persona pudiera entenderlos. Todos los textos que provienen de instituciones públicas y de empresas privadas deberían ser superultraclaros y, en lo posible, no contener errores de lengua.

Sin embargo, ¿no les ha pasado que leen cualquier texto y piensan “¡¿qué quiere decir esto?!”? Yo a veces tengo que volver a leer la misma oración varias veces, mientras crecen en mí la perplejidad y la impotencia. No está bueno. A veces es causa de insomnio, ejem...

Para mí la cosa es así: si me vas a obligar a interactuar, tengo que poder entender lo que me decís. Es un principio básico de la comunicación: como destinataria del mensaje tengo que poder entenderlo ¿está claro? ¿ESTÁ CLARO???

Porque si no está claro, si el lenguaje no es claro, estás atentando contra mi derecho a entender para poder actuar. Esa segunda persona a la que me dirijo engloba a todos los seres animados que están detrás de todos los mensajes y textos que recibo como ciudadana, consumidora y usuaria todos los días. Esa segunda persona son los creadores de contenido, los publicistas, los dirigentes, los decisores, los diagramadores, los diseñadores, los programadores, los gerentes y aínda mais. Y uso el masculino genérico a propósito, porque en las instancias decisionales todavía la mayoría son hombres.

Por
 todo esto 
y mucho más,
hago un “llamado a la acción”:

¡Exijamos ENTENDER!

¡Exijamos un LENGUAJE CLARO! 



Defendamos, además, el derecho de nuestras viejas o viejos a HABLAR con alguien para resolver un problema. 
Defendamos también el derecho a vivir en este planeta sin celular. Miren que todes vamos a ser viejes, si llegamos. Y si no hacemos nada ahora, la vamos a pasar muy mal cuando nos toque.

APÉNDICE: Hablemos claro: ¡menos mal que se está terminando este año podrido! Festejemos que se termina 👏👏👏. En mi cartita para Papá Noel voy a pedirle que el 2021 traiga menos virus, más justicia social y de género, y, last but not least, más lenguaje claro 😉

BONUS TRACK 1 (porque sí nomás):

https://youtu.be/pkrBuW8TKGg El tango “Nostalgia” en la voz de la canaria Concha Buika, con orígenes ecuatoguineanos. ¿Sabían que en Guinea Ecuatorial también se habla español?

BONUS TRACK 2 (perché mi piace): https://vimeo.com/207932717 Un tangazo de Piazzolla en la voz de Mina, en vivo, en 1972.