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miércoles, 11 de agosto de 2021

Lenguaje no discriminatorio (parte 2)

 Paseo no discriminatorio por diferentes lenguas



El norte arriba: oh, yeah!


Empiezo por el inglés, la indiscutida “lengua del imperio”, la que más se estudia como lengua extranjera en el mundo (nº 1), la que más se habla por número total de hablantes entre quienes la tienen como primera o segunda lengua (nº  1), es decir la que más se parece a una lengua franca hoy en día. Si consideráramos solamente a las personas que tienen al inglés como primera lengua o lengua materna, quedaría en tercera posición (nº 3) después del chino mandarín y el español.

 

LENGUA QUE MÁS SE ESTUDIA COMO LENGUA EXTRANJERA: INGLÉS Nº 1

TOTAL DE HABLANTES COMO PRIMERA O SEGUNDA LENGUA: INGLÉS Nº 1

 

TOTAL DE HABLANTES COMO PRIMERA LENGUA O LENGUA MATERNA: 

CHINO MANDARÍN Nº 1

ESPAÑOL Nº 2

INGLÉS Nº 3

 

¿Qué está pasando en la actualidad con el lenguaje no discriminatorio en inglés?


En inglés, hoy se usa bastante el pronombre they como singular no marcado, es decir, para nombrar en singular a alguien que no se identifica como hombre ni como mujer, sin tener que recurrir al desdoblamiento he/she. Ej.: Ask a friend if they could help you.


Si bien el they para singular ya lo usaban Chaucer, Shakespeare, Jane Austen y Emily Dickinson, en los últimos años se agregó su uso para nombrar a personas que no se identifican ni con el género masculino ni con el femenino. En 2015, el American Dialect Dictionary lo designó palabra del año; entró en el diccionario Oxford en 2013 y en el Websters en 2017.



    Línea del tiempo tomada de Joanna Richardson

 

 

Los diccionarios recogen (o deberían recoger) el uso, describir los fenómenos lexicales y morfológicos, los cambios y corrimientos semánticos. Empleamos nuevas formas todos los días, de acuerdo con muchas variables, según las necesidades de una cantidad significativa de hablantes de nombrar algo que antes no existía o que no tenía nombre (como banear, googlear, app, etc.), o darles nuevas acepciones y usos a términos o expresiones que ya existían (“sala de espera” virtual, por ejemplo, en Zoom).

 

También podemos reírnos un ratito con este tema:


Morgan Freeman y el lenguaje no binario en El método Kominsky 2021 (advertencia nº 1 para el público: hay escenas que pueden impresionar; advertencia nº 2: se recomienda tener a mano un pañuelito para secar las lágrimas provocadas por la risa; advertencia nº 3, más bien una sugerencia: se recomienda ver toda la serie).

 

Viajemos ahora a Suecia


En 2014, la Academia Sueca de la Lengua oficializó el uso del pronombre neutro hen, que ya usaban las feministas en sueco desde los años 60 y que proviene del finés. Por lo tanto, las comunicaciones oficiales suecas usan este “nuevo” pronombre desde hace varios años. Parece que al principio costó un poco (tampoco tanto, ya que después de monitorear su uso durante cinco años, lo incorporaron al diccionario) y ahora ya está bastante asimilado.


Para profundizar en el tema del nuevo pronombre sueco, ver: https://www.efe.com/efe/america/cultura/la-academia-sueca-admite-un-nuevo-pronombre-para-el-genero-neutro/20000009-2586042

 

Sigamos paseando por el norte, y más precisamente por la vieja y multilingüe Europa. Vayamos a la bota, una de mis “matrias”. En italiano, actualmente se están barajando algunas hipótesis de cambios morfológicos para evitar el masculino genérico, aunque hay que reconocer que nel bel paese la tienen bastante complicada por diferentes motivos, no solo lingüísticos...


Desde lo morfológico, la formación de plurales y femeninos en italiano hace que la elección de una vocal como género no marcado sea más difícil, porque todas las vocales ya están “ocupadas” (en realidad, se manejó la hipótesis de la “u”, aunque creo que esta propuesta no está prosperando mucho; sonaría un poco como si se hablara todo el tiempo en lengua sarda, que tiene muchas palabras terminadas en "u" 😂).


Otra de las opciones, que impulsa la lingüista Vera Gheno, es la adopción de la schwa (ə), una vocal neutra inacentuada, por lo general átona en distintas lenguas (¡Uf! ¡Cuántos tecnicismos!). El símbolo gráfico pertenece al alfabeto cirílico y se usa también en abjasio, turco, baskir y kasajo (tendría que confirmar este dato con Din, un estudiante kasajo que tuve hace poco 🤔). Es el equivalente de la letra latina æ. 


La schwa es el sonido vocálico más común en inglés. Se trata de un sonido vocálico muy breve y neutro, que cambia según las consonantes que lo preceden o lo siguen (la /a/ en about, la /o/ en synonym, /er/ en teacher, /or/ en doctor, etc.). Muchas lenguas tienen sonidos parecidos a la schwa. Vera Gheno lo explica en italiano en menos de 10 minutos en este videíto: Vera Gheno sobre la schwa


En francés, parecería que la propuesta más popular entre quienes buscan evitar el masculino genérico es la de intercalar uno o más puntos antes de las desinencias. Ejemplo: Roy est considerée par le New York Times comme l’un.e des 20 auteur.e.s anglo-saxonn.e.s les plus significatif.ve.s du XXle siécle.

 

El caso de Portugal: lenguaje no discriminatorio, leyes y honestidad

 

El 20 de mayo de 2021, el Conselho Económico e Social de Portugal presentó el Manual de Lenguaje Inclusivo:

https://www.ces.pt/storage/app/uploads/public/60a/bcf/01a/60abcf01a49a6966725992.pdf.

 

Ese documento busca ser una referencia para la comunicación inclusiva y para ello se inspira en orientaciones normativas nacionales e internacionales que apuntan a promover igual visibilidad entre hombres y mujeres.


Quiero detenerme un poco más en este reciente documento portugués por sus aspectos legales, no solo lingüísticos.


Siempre repito que la lengua nos pertenece a quienes la usamos. El voluntarismo prescriptivo de cualquier institución es bastante inútil frente al uso. Sin embargo, hay cuestiones legales que hay que tener en cuenta.


Las instituciones públicas están obligadas a usar lenguaje no discriminatorio. Si no lo hacen, están incurriendo en faltas y en ilegalidades, porque los países firman tratados que los comprometen a no discriminar y las propias legislaciones de los países también establecen pautas y obligaciones en ese sentido. Para las instituciones no se trata de una opción, es su obligación. Las personas pueden hablar como les parezca; las instituciones, no.


En el preámbulo del manual portugués, se cita en primer lugar la Constitución de Portugal, que en el art. 9, inciso h, incluye la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres entre las tareas fundamentales del Estado. En el art. 26, numeral 1, además, se afirma que el derecho fundamental a la identidad personal está protegido contra cualquier forma de discriminación.


Asimismo, en el documento se menciona que desde hace más de 15 años los Consejos de Ministros de Portugal reconocen la necesidad de usar lenguaje no discriminatorio en la elaboración de normas. Incluso se nombran varias iniciativas y estrategias para llevar a la práctica esa orientación.


En segundo lugar, se nombran los tratados internacionales suscritos por Portugal (ONU, Consejo de Europa, entre otros), que obligan al país a “adoptar las medidas necesarias para promover cambios en los patrones de comportamiento socio-culturales (…) para erradicar preconceptos, costumbres, tradiciones y otras prácticas basadas en la idea de inferioridad de las mujeres o en los papeles estereotipados de mujeres y hombres”. (traducción propia LM).


El texto completo, en lengua original se puede consultar aquí:

https://www.cig.gov.pt/2018/06/guia-comunicacao-inclusiva-do-secretariado-geral-do-conselho-da-uniao-europeia/


En cuanto a lo lingüístico, en este manual, como en muchos similares en otras lenguas neolatinas, se recomienda evitar el uso universal del masculino genérico y prestar atención para evitar reproducir prejuicios y estereotipos discriminatorios. .


[En la entrada anterior del blog mostré algunos👉Recursos para evitar un lenguaje androcéntrico https://leomadalena.blogspot.com/2021/06/lenguaje-no-discriminatorio-parte-1.html]


El siguiente ejemplo del manual ilustra cómo el uso del masculino genérico puede impedir una lectura objetiva y rigurosa de la realidad o inducir a manipulaciones deshonestas de la información.


En el texto “El índice de riesgo de pobreza disminuyó entre los jubilados, entre 2015 y 2019”, el masculino genérico distorsiona la interpretación de la información, dado que el riesgo de pobreza bajó de 15,6 % a 14 % en el caso de los jubilados, pero aumentó de 16,3 % a 17,2 % entre las jubiladas. El dato objetivo debería expresarse de la siguiente manera: “La tasa de riesgo de pobreza disminuyó entre los jubilados y aumentó entre las jubiladas entre 2015 y 2019”. (Traducción propia LM)


Otro ejemplo similar es el siguiente: en la oración “Cerca de 201000 padres solicitaron la medida de apoyo excepcional para las familias durante el primer confinamiento” se oculta la verdadera situación asimétrica con relación a la responsabilidad parental en el cuidado de menores de 12 años. Para mostrar una fotografía más completa de la realidad, lo adecuado habría sido decir que “Cerca de 163000 madres y 38000 padres solicitaron la medida de apoyo excepcional para las familias durante el primer confinamiento”. (Traducción propia LM)

 

Brasil, Uruguay y Argentina


En Brasil, para sustituir el uso del masculino genérico se propone recurrir a “@”, “x” o “e”, en lugar de las desinencias que marcan género “o” o “a”, y al pronombre de género neutro “ile”, desarrollado en 2015 por Pri Bertucci e Andrea Zanella.


El debate está bastante avanzado, incluso en cuanto a la utilización de estas formas en ámbitos educativos.


Ya andamos por Brasil. Nos vamos acercando a nuestro español rioplatense.

 

En Uruguay, en 2020, se levantó una gran polvareda por la obligatoriedad del lenguaje inclusivo en las comunicaciones de la Intendencia de Montevideo, como se puede ver en la siguiente entrevista radial:


https://www.enperspectiva.net/en-perspectiva-programa/entrevistas/lenguaje-inclusivo-obligatorio-la-intendencia-montevideo/


Se escucharon voces altisonantes de algún edil y algún diputado enardecidos, que confundieron lenguaje inclusivo con uso de la desinencia en “e”, cuando en realidad ya vimos que se puede usar muy tranquilamente el lenguaje inclusivo sin recurrir a la “e”, con los recursos que existen en la lengua desde siempre. Por las dudas, repito acá también el link a la entrada anterior del blog, donde propuse una lista no exhaustiva de 👉Recursos para evitar un lenguaje androcéntrico https://leomadalena.blogspot.com/2021/06/lenguaje-no-discriminatorio-parte-1.html


De hecho, este artículo está totalmente escrito en lenguaje inclusivo (a lo mejor se me escapó algún pillo masculino genérico, pero juro que trato de tenerlos a raya) y no creo que mi estrategia se haya percibido o que haya molestado demasiado en la lectura (¡eso espero 🙏!).


Sinceramente, estoy bastante harta de que virulentos/as adalides de la conservación y la defensa del idioma, atrincheradas/os detrás de sus jerséis y sus almóndigas, argumenten blandiendo la antigua y filosa espada de una vetusta institución monárquica, que encima tiene sede en un país donde reside menos del 10 % de quienes hablamos español en el mundo (claro que muches/as/os de eses/as/os aguerrides/as/os soldades/as/os dicen tranquilamente “hubieron” en lugar de “hubo” y no se les mueve una cana…).


En el Río de la Plata, además de los recursos de lenguaje no sexista que ya mencioné, desde hace varios años se viene difundiendo el uso de la desinencia en “e”. Incluso surgieron nuevos pronombres: “elle” y “elles”. No se puede saber qué va a pasar en el futuro con estas nuevas formas. Lo que sí se sabe (repetita iuvant) es que la lengua es de quien la usa, no de ninguna institución, ni academia, ni gobierno, por más autoritarios y poderosos que sean, que intenten imponer o prohibir algún uso.


El problema se presenta cuando se quiere imponer una de las dos maneras de hablar, denigrando o burlándose de la otra manera de hablar, con lenguaje de odio. En este sentido, pocas veces vi el nivel de virulencia que suscita este tema… Temo que la OMS esté por agregar el lenguaje inclusivo a las causas de hipertensión arterial.

 

En Argentina, hoy en día el debate parecería estar centrado en usar la “e” o no usar la “e”. Parece que todo gira alrededor del lenguaje inclusivo directo, de desinencias, morfemas y pronombres. Pero ese no es el tema fundamental. Como ya vimos, incluso sin recurrir al lenguaje inclusivo directo (la maldita “e”), sobre todo en el caso de los textos escritos, la lengua española ofrece muchos recursos para evitar el masculino genérico (no me canso de repetirlo, je).


Santiago Kalinowski, lingüista y lexicógrafo, miembro de la Academia Argentina de Letras y director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y filológicas de esa Academia, habla de la necesidad de abordar el fenómeno del lenguaje inclusivo desde una perspectiva política, pragmática y retórica, no morfológica o gramatical.


Dice que el lenguaje inclusivo es un hito discursivo que va a ser asociado con esta época de la humanidad. Pero también que ningún grupo minoritario, por más poderoso que sea, puede cambiar la gramática de una comunidad. Entonces, aclara, “no es un fenómeno de cambio lingüístico sino que es un fenómeno retórico”, “la configuración discursiva de una lucha política”. “El objetivo del inclusivo no es cambiar la gramática, no le importa. Hay gente que puede decir que sí, pero en realidad es una intervención que lo que busca es terminar con mujeres asesinadas, mujeres que cobran menos por el mismo trabajo, mujeres que no pueden caminar por la calle tranquilas”, dice Kalinowski.


Hoy en día Kalinowski es un referente en el debate que se instaló en la sociedad argentina. (Recomiendo el libro La lengua en disputa, que es la transcripción de un debate entre Kalinowski y Beatriz Sarlo en 2019; el link para verlo en YT aquí 🠞 La lengua en disputa Sarlo Kalinowski/FVqopqV4XdM).


¿Y por casa cómo andamos?


Yo, personalmente, uso pocas veces la “e” y solo en ciertos contextos: a veces como provocación (no puedo con mi genio) y sobre todo en ámbito familiar, con mis hijas veinteañeras, con sus amigues o con personas jóvenes, en determinadas situaciones puntuales. Adapto mi registro y mi estilo de hablar al contexto situacional con respecto al lenguaje no discriminatorio, como lo hago con cualquier otro aspecto de la lengua: si trato de usted o de vos, si uso terminología técnica o lengua standard, si digo malas palabras o trato de evitarlas, etc.


Si me tocara interpretar en un encuentro de jóvenes feministas, sería muy desubicado que no usara el lenguaje que usan ellas. O si hubiera conferencistas no binaries. De cualquier manera, hace ya bastante tiempo que hago el ejercicio de detectar usos sexistas del lenguaje, y otros usos discriminatorios, no solo sexistas, y trato de evitarlos. Es un trabajito, no lo voy a negar, pero supongo que ese tipo de ejercicio es saludable 💪💪💪.

 

Así llegamos al final de la segunda parte del segundo ingrediente de mi spritz lingüístico: el polémico lenguaje no discriminatorio.

 

En la próxima entrada del blog voy a agregar el último ingrediente a nuestro cóctel: los algoritmos, el UX y la lengua española. ¡No te asustes: no muerden! 🐯

  





viernes, 25 de junio de 2021

Lenguaje no discriminatorio (parte 1)

 

 


Si no leíste la primera entrada, donde te cuento acerca de mi fórmula personal de spritz lingüístico y te paso el primer ingrediente, el lenguaje claro, acá te dejo el link: https://leomadalena.blogspot.com/2021/05/primer-ingrediente-de-mi-spritz.html


El segundo ingrediente del spritz es un poco más picante e intenso, así que te aconsejo que te sientes y te relajes. Como, además, el tema da para mucho, voy a tener que desdoblarlo en dos entradas.


Mi receta de spritz lleva, entonces, una parte de lenguaje claro y dos partes de lenguaje no discriminatorio


En esta parte 1 del segundo ingrediente te voy a mostrar algunos recursos para evitar un uso sexista y androcéntrico de la lengua española.

 

Guías y manuales

 

Cada vez más gobiernos, organizaciones, universidades y empresas publican guías y manuales de uso de la lengua, para que sus comunicaciones sean coherentes con los valores que promueven y con la imagen que quieren proyectar.


Algunos las llaman guías o manuales de lenguaje inclusivo o incluyente, otros hablan de lenguaje no sexista, otros se refieren al lenguaje no discriminatorio en el título, pero en definitiva son bastante similares.

 

Es que en este mundo hiperconectado y vertiginoso, nadie, o pocas personas e instituciones,

·       quiere proyectar una imagen políticamente incorrecta,

·       desea recibir críticas por discriminar o por establecer una comunicación sexista que implique que mujeres o personas no binarias se sientan excluidas,

·       renunciaría a ese nicho de mercado (que tan chico no es, dado que si sumamos a las mujeres y a las sexualidades disidentes llegamos a bastante más del 50% de la población mundial),

·       puede darse el lujo de no tener una comunicación fluida con cada persona con la que interactúa en las redes.

 

¿Qué no es el lenguaje inclusivo?

 

Esta vez voy a hacer lo que no hay que hacer: en lugar de decir lo que el lenguaje inclusivo es, voy a empezar por decir lo que NO es: el lenguaje inclusivo en español no es hablar con la “e”. En todo caso, hablar con la “e” sería usar el lenguaje inclusivo directo. Es la estrategia discursiva más disruptiva y provocadora, algo así como decir: si hablos con la "e" y a alguien no le gusta, que se tape las orejas. También existe el lenguaje inclusivo indirecto, que usa los recursos que la lengua española estándar ofrece, sin alterar en nada su morfología. Más adelante te muestro algunos de esos recursos: no te pongas impaciente. 

 

Pregunta nada inocente ¿hasta ahora sentiste que yo estaba usando alguna forma molesta de lenguaje inclusivo? Bueno, te cuento que estuve usando todo el tiempo el lenguaje inclusivo indirecto, intentando no usar nunca el masculino genérico, para referirme a un público lo más amplio posible, es decir, tratando de generalizar sin invisibilizar. A lo mejor, entonces, ya fuiste descubriendo algunos de los recursos que usé 😉 

 

 ¿Lenguaje inclusivo, incluyente, no binario, no discriminatorio 🤔?

 

En primer lugar, la utilización de los términos “inclusivo” o “incluyente” hoy está siendo discutida por personas que se ocupan de estos temas. La crítica viene por el lado de que si hablamos de "incluir" se está presuponiendo que hay un grupo de personas “normales”, mayoritario, que incluye desde una posición dominante a otro grupo de “diferentes”, minoritario. [Para profundizar en las diferencias entre “inclusión”, “integración” y “convivencia” recomiendo la publicación Includere, integrare o convivere de Fabrizio Acanfora, en italiano, que explica de manera muy clara y razonada los cuestionamientos a las terminologías más usadas hasta ahora].


En segundo lugar, “no binario” o “no sexista” nos limitaría a las cuestiones de género: masculino-femenino-otro. Por eso, creo que usar “no discriminatorio” sería mucho más adecuado, porque es más amplio, porque implica no discriminar a ningún grupo de personas, visibilizarlas a todas, y que todos los grupos tengan los mismos derechos, sin importar si son mayoría o minoría, que tengan el mismo poder en una justa convivencia entre diferentes, porque, al fin y al cabo, ¿no somos todas las personas diferentes, aunque compartamos algunas características?


De cualquier manera, estoy segura de que ya va a surgir alguna otra opción mejor que “no discriminatorio” para definir esta manera de usar el lenguaje: personalmente no me gusta definir algo por la negativa, pero no se me ocurrió nada mejor… por ahora. Si se te ocurre una terminología más apropiada, no dudes en comentármelo más abajo🠋 Lo importante es que no nos enamoremos de las terminologías y prestemos siempre atención a los cambios; si aparece una forma mejor, la cambiamos.

 

¿Cómo nombrar?

 

Cuando nos dirigimos a alguien, un criterio que no falla nunca es nombrar a una persona como quiere que la nombremos¿Persona con discapacidad o persona con diversidad funcional? ¿Trans, queer, gay, persona no binaria, sexualidades disidentes, etc.?


En general, en las comunicaciones oficiales de cada país, el criterio es usar las denominaciones de grupos y colectivos a partir de su propia participación en la elaboración de los tratados internacionales, porque cuando los países los suscriben se comprometen a usar esa terminología consensuada. Ya vemos que existe una estrecha relación entre el uso de la lengua y el derecho, en este caso el derecho internacional. Voy a volver más adelante sobre esta relación.


Claro que esos términos no son fijos ni invariables, van cambiando a medida que los propios grupos van ajustando la terminología para autodesignarse. 


Diversidad, prejuicios y estereotipos

 

Otro argumento a favor del uso de un lenguaje no discriminatorio, si entendemos que la biodiversidad es un valor en la naturaleza, sería aplicar el mismo criterio valorativo e impulsar la diversidad humana como un valor y una riqueza.


Incluso varios de los ODS de la agenda 2030 de la ONU se refieren a la no discriminación y el acceso a la información, a la educación y a la cultura, por lo tanto, directa o indirectamente abarcan la difusión y el uso del lenguaje claro y no discriminatorio. De ese modo, los países que adhieren a esa agenda deberían ocuparse también de los aspectos lingüísticos y comunicativos en sus políticas.

 

Eso es lo que debería ser. Otra cosa muy distinta es lo que esEs que si algo no se nombra, no existe, y si no existe, no se le asigna valor, tampoco económico, de manera que hay razones de peso, o de $$$. La lengua lleva la marca (también comercial) de los grupos dominantes, de los grupos de poder. 


La realidad es que nuestra lengua refleja nuestros prejuicios y nuestros estereotipos. Nadie está libre de ellos, es verdad, pero tampoco podemos andar por la vida dejándonos manejar por ellos.


Veamos algunos ejemplos tomados de distintos medios: 



En estos ejemplos vemos que la posición de mayor prestigio corresponde al masculino y la de menor prestigio (y menor sueldo, ¡oh casualidad!) a la mujer, incluso cuando es archisabido que hay médicas y enfermeros. Una manera de evitar reproducir ese estereotipo sería usar “personal de la salud”, un giro (por suerte) cada vez más frecuente. 

[Ahí ya tenés un recurso de lenguaje inclusivo indirecto 😉. Más adelante voy a mostrarte algunos otros recursos que tiene la lengua española para evitar reproducir estereotipos de género, que a su vez reproducen desigualdades en nuestras sociedades.]

Otro caso interesante de uso sexista del lenguaje es el de los pares perro/perra, mujer fácil/hombre fácil, zorra/zorro, mujer pública/hombre público. En estos pares todas las formas femeninas contienen juicios de valor negativos, asimilando a la mujer a una prostituta (¡qué raro!), en cambio la forma masculina es neutra, es decir que no tiene ninguna valoración, ni positiva ni negativa. ¿Alguna vez lo habías pensado?


Veamos ahora el siguiente título de La Nación del 25 de mayo de 2021: 

El Federal: lento avance de obras en el barrio que “unió” a Fernández y Cristina

Ahí tenemos otro sutil uso sexista de la lengua española, que se evitaría si se usara el lenguaje inclusivo. ¿Por qué se usa el apellido para el hombre y el nombre para la mujer, cuando los dos se llaman Fernández?

Estamos recorriendo un camino y todavía nos falta mucho. Además, este camino no tiene una línea de llegada, porque el lenguaje va cambiando todo el tiempo, como van cambiando el mundo y la sociedad.

 


La vicepresidenta y el Parlamento uruguayo

 

Por suerte, en español, a pesar de todo, creo que avanzamos bastante en las últimas décadas. Ya parece bastante dirimido el debate acerca de la forma “presidenta”. Si bien es cierto que todavía hay algunas personas o instituciones que se resisten a adoptar esta forma, a lo largo de los años muchos medios han ido incorporando la forma con la desinencia en “a” y su uso en general se ha ido naturalizando. Hasta una institución monárquica y machista como la venerada Real Academia hace años que intervino, dando su beneplácito a la forma femenina, y recomendando la forma “presidenta”, que existe en el diccionario académico desde 1803 y estaba documentada en la lengua española desde el siglo XV. Otras formas femeninas como ministra, médica, arquitecta o jueza se fueron abriendo camino, no sin obstáculos, y pisan cada vez más fuerte en el uso. 


Hace poco le escribí al Parlamento del Uruguay, cuando detecté que usaban "vicepresidente" para Beatriz Argimón, la actual vicepresidenta del país. Me respondieron que tendrán en cuenta mi sugerencia de adoptar la forma "presidenta" o "vicepresidenta". En realidad, no sé si efectivamente cambiarán algo o si fue una amable respuesta política, pero por lo menos me contestaron y lo valoro. En circunstancias similares, la mayor parte de las veces que escribo ni me contestan... 

¿Qué te parece la idea de escribirles a instituciones o empresas con las que interactuás cuando detectás usos discriminatorios del lenguaje? ¿Lo hacés? ¿Lo harías? ¿Por qué sí o por qué no? Espero no recibir muchas respuestas que digan “Porque no sirve para nada”. Es nuestro derecho ciudadano.

 


 [NOTA: en 2022 el Parlamento uruguayo cambió "presidente" y "vicepresidente" por "presidenta" y "vicepresidenta" 😉😊👏👏👏]


👉Recursos para evitar un lenguaje androcéntrico 

 

A continuación te muestro algunos recursos que nos ofrece la lengua española para evitar el lenguaje sexista o androcéntrico y visibilizar a las mujeres o a las sexualidades disidentes. No se trata de una lista exhaustiva, de manera que no son los únicos, es más, si se te ocurren otros, podés agregarlos 🠋 en "comentarios" y así vamos agrandando la lista 😉


·       Usar sustantivos como las personasla comunidadlos gruposla ciudadaníael personal de la saludel personal de limpiezala tripulación (y no “los pilotos y las azafatas”), representante legal en lugar de “tutor”, la direcciónla secretaríala presidenciala juventudla comunidad migranteel equipo de trabajoel público interesadola masa societaria mejor que “los socios”.

·       Emplear sustantivos comunes en cuanto al género sin el artículo: especialistas, agentes, estudiantes, periodistas, solicitantes, representantes.

·       Dosificar los desdoblamientos: las usuarias y los usuarios (también el orden importa: si en el abecedario la está antes que la o, ¿por qué anteponemos la forma masculina?), las y los usuarias/os. Este recurso es claramente más pesado y menos económico, de manera que conviene dosificarlo muy bien para que el texto no resulte monótono, y reservarlo para aquellos casos en que la visibilización de las mujeres es un objetivo principal de la comunicación, por ejemplo, cuando se quiere estimular la participación de las mujeres en determinada actividad en la que hay escasa participación femenina, como en “se invita a las trabajadoras y los trabajadores a participar en la asamblea…”. Además hay que tener en cuenta que al usar este recurso se está excluyendo a las personas que no se identifican ni con el género masculino ni con el femenino.

·       Preferir las formas femeninas para cargos y profesiones: no existen formas invariables en la lengua, porque la lengua se adapta a la realidad. Como ya señalé, la Real Academia Española, que no es una institución famosa por lo revolucionaria y feminista, hace años que recomienda la forma "presidenta" y dice que es preferible a "presidente" cuando es una mujer quien ejerce ese cargo. ¿No me creés? Fijate acá: https://www.rae.es/noticia/es-la-presidenta-o-la-presidente 

·       Elegir pronombres sin marca de género: quienes presenten la documentaciónquien tenga interés en lugar de “los interesados”, alguiennadiecualquier habitante/persona.

·       En cuanto a las formas verbales, usar estructuras con “se”: "cuando se solicite asilo" en lugar de “cuando el interesado/un extranjero/un refugiado solicite asilo”,

·       y usar infinitivos: "al abonar las tasas" y no “cuando el usuario/el deudor abone las tasas”, "para asociarse" mejor que “para ser miembro”.



Quienes nos dedicamos a traducir y a corregir

  • tenemos que actualizarnos permanentemente sobre el uso en las lenguas con las que trabajamos, 
  • debemos ser fieles al contenido y al mensaje del original,
  • y tenemos que lograr que nuestros textos sean adecuados al público al que están dirigidos.

Con un poco de atención, creatividad y sensibilidad siempre podemos buscar (y encontrar) la vuelta para evitar un lenguaje sexista y androcéntrico, aunque nos dé un poco de trabajo.


Nos vemos en la segunda parte de este segundo ingrediente de mi spritz lingüístico, donde te hablaré de lo que está pasando en algunas otras lenguas con respecto al lenguaje no discriminatorio. No te lo pierdas. Te espero.👋


Te dejo con una clase magistral de interpretación consecutiva 😄: