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sábado, 6 de marzo de 2021

Cuestión de género



La duda (Lacy Duarte, MNAV, Montevideo)

Se acerca el 8 de marzo y se aceleran las sinapsis en relación al tema de la brecha de género.

Hace poco le pedí a una pareja de estudiantes de español para extranjeros que escribieran 10 personajes argentinos/as o uruguayos/as en 2 minutos. Él escribió 13 personajes masculinos de 14. Ella 8 de 10.

En un examen oral de español que tomé hace poco, una estudiante italiana eligió hablar de Evita Perón. Conversando acerca de las mujeres en política, le pregunté si le parecía que Italia tendría una presidenta del Consejo de Ministros o una Presidenta de la República en el corto plazo. Me contestó que en su opinión a Italia le faltaba mucho para algo así todavía. La estudiante tiene 19 años y se mostró muy decepcionada.

Esas formas de representación prevalentemente masculinas en el pensamiento también se ven reflejadas en nuestro lenguaje. Cuando hablamos elegimos todo el tiempo entre formas más prestigiosas y formas a las que les adjudicamos menor valor.

Otro ejemplo: me llamó la atención que cuando se comentaban los nombres de los futuros ministros del nuevo gobierno de Mario Draghi, en casi todos los medios italianos se hablaba del “Segretario della Farnesina, Elisabetta Belloni”.

¿Por qué se mantienen algunos usos absurdos de la lengua, como decirle segretario a una mujer, cuando existe la palabra segretaria? Es cierto que secretaria tiene menos prestigio que secretario. Sin embargo, apuesto a que con el tiempo la forma segretaria perdería esa carga de inferioridad frente a segretario si se difundiera el uso de segretaria para cargos "figos", como dice la lingüista Vera Gheno en Femminili singolari. (https://www.illibraio.it/news/saggistica/femminili-singolari-femminismo-parole-1257690/)

¿Será por pereza que se prefiere elegir segretario para una mujer? ¿Será porque cambiar siempre implica un esfuerzo y es más cómodo seguir como hasta ahora? ¿O porque ese cambio implica otros muchos cambios peligrosos para el andamiaje patriarcal de la sociedad? ¿Ceder al cambio en el lenguaje podría hacer tambalear otras rígidas estructuras?

Hace algunos años se habló del Ministro Emma Bonino, la primera mujer en el cargo de Ministra de Relaciones Exteriores de Italia. ¿Cuál sería la justificación para tener que decir “el ministro” y no “la ministra” en italiano? La respuesta de la Accademia della Crusca en 2013 fue la siguiente: https://accademiadellacrusca.it/it/contenuti/la-crusca-risponde-il-ministro-o-la-ministra/6073 

¿Presidente o presidenta? ¿Secretario o secretaria?¿Jueza o juez? ¿Piloto o pilota? ¿Generala o general? ¿Vos o tú? ¿Vos/tú o usted?

Lacy Duarte, esculturas en madera


Hace poco un amigo italiano me mandó un par de esos textos anti-lenguaje-inclusivo que circulan por ahí, que reproduzco textualmente, con faltas y todo:

PAREN LA ESTUPIDEZ "CHIQUES"🤦‍♀️

El otro dia me senté en un restaurante con una amiga. Llega la encargada de atendernos, nos saluda con una sonrisa y se da el siguiente diálogo:

- Hola chiques!

- Chiques? le dije yo, también con una sonrisa.

- Así es, somos un restaurante inclusivo! (dijo con orgullo).

- Mira que bien, me viene estupendo entonces, porque en un ratito viene un amigo que es ciego. Tienen la carta en Braille?

- Ay no, eso no tenemos.

- ah ok viene mi señora pero viene con mi hija, que es Asperger. ¿Carta con pictogramas para la gente autista, tienen?

- no, perdón… Me dijo visiblemente nerviosa.

- No te hagas drama, suele pasar. Me imagino que lengua de señas para los clientes sordos deben saber... cierto?

- La verdad me estás matando. (me contesto sonriendo nerviosa).

Ella ya no estaba cómoda, sonreía con vergüenza, un poco de culpa, y un poco de malestar también. Y ahí le dije:

- No te hagas drama, suele pasar. Pero entonces lamento contarte que no son un local inclusivo, son un local progre de cotillón, parte del triste relato que está de moda. En el caso de tu local, esta gente no podría hacer algo tan básico como comunicarse y pedir de comer o beber.

Quieres ser inclusivo? Incluye a todos ellos, y todos los que el sistema directamente no da lugar. Es difícil, si y mucho, pero no debemos ser tan hipócritas como sociedad... una E no te hace inclusivo

Y después me mandó este otro:

Lo que es increíble es que donde hay una palabra sin género que termina con E, le terminan poniendo la A...Como Presidenta!

En todo caso debería haber presidento también🙁

Y cuando una mujer está demente, debería estar de menta?Y remitente debería ser remitenta?

En todo caso si existen las personas, deberían existir los personos...

Le reenvié una entrevista a Santiago Kalinowski, lingüista y lexicógrafo que dirige el Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de la Academia Argentina de Letras, de la cual destaco la introducción: Dice (Kalinowski) que el lenguaje inclusivo es un hito discursivo que va a ser asociado con esta época de la humanidad. Pero también que ningún grupo minoritario, por más poderoso que sea, puede cambiar la gramática de una comunidad. Entonces, aclara, “no es un fenómeno de cambio lingüístico sino que es un fenómeno retórico” que es “la configuración discursiva de una lucha política”. “El objetivo del inclusivo no es cambiar la gramática, no le importa. Hay gente que puede decir que sí, pero en realidad es una intervención que lo que busca es terminar con mujeres asesinadas, mujeres que cobran menos por el mismo trabajo, mujeres que no pueden caminar por la calle tranquilas”, dice el lingüista y lexicógrafo Santiago Kalinowski, metiéndose en el debate sobre el lenguaje inclusivo con argumentos científicos y mirada política. (La entrevista completa en https://www.pagina12.com.ar/241461-santiago-kalinowski-prohibir-la-e-es-persecucion-politica)

Mi amigo me contestó que “es agotador todo este tema… hay tantas cosas más importantes para cambiar”. Tiene razón: es agotador, porque cambiar implica un esfuerzo. Además, pensar da más trabajo que no pensar. Paradójicamente, la energía que se gasta en tratar de impedir cambios, descalificar o burlarse es mucho mayor que la que se gasta en reflexionar y tomar una posición crítica propia.

¿Usar la “e” o no usar la “e”? Parece que that is the question. Pero no es ese el tema. Yo personalmente uso pocas veces la “e” y solo en ciertos contextos: a veces como provocación (no puedo con mi genio) y sobre todo en ámbito familiar, con mis hijas veinteañeras, sus amigues o con personas jóvenes en determinadas situaciones. Sin embargo, hace bastante tiempo que hago el ejercicio de detectar usos sexistas del lenguaje, y otros usos discriminatorios, no solo sexistas, y trato de evitarlos. Es un trabajito, pero supongo que ese tipo de ejercicio es saludable.

Por suerte, en español, a pesar de todo, creo que avanzamos bastante en las últimas décadas. Parece lejanísimo el estéril y a veces virulento debate acerca de la forma “presidenta”. Ministra, médica, arquitecta, jueza y tantos otros femeninos se fueron abriendo camino, no sin obstáculos, y pisan fuerte en el uso.

Siguiendo con esa línea metafórica, el otro día caminaba por la orilla del mar y se me ocurrió que la tan ansiada equidad de género también se planta firme en la orilla del océano lingüístico, que nunca se detiene, que siempre cambia y siempre sigue siendo mar; la tan ansiada equidad de género camina por la orilla, se moja, las olas la vapulean, a veces parece que la van a derribar, pero sigue avanzando; la tan ansiada equidad de género moja y salpica, refresca y estimula.

Olas en la playa Brava de Pta. Colorada, Uruguay 04032021 (video propio LM)

Cerrar la brecha de género lleva tiempo, esfuerzo, energía y determinación, de parte de todas las personas de todos los géneros que quieran salpicarse en la orilla de este maravilloso mar.


Fotos propias LM 04032021

Para celebrar este 8 de marzo de 2021 elegí esta canción vintage muy vigente: mi tema del verano Willie Colon y Soledad Bravo Déjala bailar ¡No dejen de escucharlo muy fuerte y de sacudir el esqueleto!

Para cuando se sienten a descansar, después de haber bailado un rato, dejo algunos datos recientes de la brecha de género en Uruguay:

“...la situación no ha cambiado mucho y el mapa muestra que las mujeres políticas se siguen enfrentando a distintos techos de cristal que hacen que el país se mantenga como uno de los más rezagados de la región en esta materia. Las elecciones de octubre de 2019 dejaron conformado un Parlamento con 26,6% de representación femenina en el Senado y 19% en la Cámara de Representantes. A nivel del Poder Ejecutivo, el gabinete quedó integrado por sólo dos ministras, de un total de 13: Azucena Arbeleche en Economía y Finanzas, e Irene Moreira en Vivienda y Ordenamiento Territorial.” 

Tomado de La Diaria, 28 de octubre de 2020: https://ladiaria.com.uy/feminismos/articulo/2020/10/mujeres-politicas-de-distintos-partidos-analizaron-desafios-y-oportunidades-en-el-camino-hacia-una-democracia-feminista/

En el siguiente video #MujeresUruguay Banco Mundial 2021 aparecen algunas informaciones que igual resumo a continuación:

  • el PIB podría ser hasta un 13 % mayor si las mujeres participaran en el mercado laboral igual que los hombres;
  • Uruguay produciría hasta USD2100 más por persona;
  • solo la mitad de las mujeres uruguayas participa en el mercado laboral;
  • las mujeres ganan un 31 % menos que los hombres por el mismo trabajo;
  • las madres están en mayor desventaja: diez años después de haber tenido su primer hijo, las mujeres ganan un 41 % menos que sus pares sin hijos;
  • las mujeres ocupan el 11 % de los cargos directivos y son dueñas del 12 % de las empresas.

 

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Un tema distinto al de esta entrada, pero parecido, pasa con el voseo. Es considerado menos prestigioso y elegante, incluso en ámbitos de informalidad, en América, en los países donde coexisten las dos formas, el “tú” y el “vos”: sobre este tema comparto este interesante análisis Uso de "vos" en Mexico

Pero este asunto queda para profundizar en una próxima entrada del blog ;)

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¡FELIZ DÍA DE LAS MUJERES!

TAMBIÉN FELIZ DÍA PARA TODAS LAS PERSONAS DE CUALQUIER GÉNERO QUE BUSCAN LA JUSTICIA

🎕

 

 


miércoles, 25 de marzo de 2020

Los eufemismos también matan



El árbol de la vida, cultura Chancay (Perú), entre 900 y 1476
A comienzos de marzo había empezado a escribir una entrada para este blog acerca de la pobre representación política femenina en mi país de origen, Uruguay, que supo ser de vanguardia en tantos aspectos a lo largo de su historia. 

La idea que tenía era comparar mi entrada de hace un año (marzo 2019) https://leomadalena.blogspot.com/2019/03/vieja-negra-y-extranjera-la-primera.html?m=1 con la situación poselectoral de hoy, marzo 2020 (las últimas elecciones nacionales en Uruguay fueron en noviembre 2019).

A pesar de mi modestísimo llamado de atención desde este blog hace un año, en las últimas elecciones la representación femenina en los cargos electivos en 2019 fue peor que en 2014, como consigna el siguiente artículo del diario El País de Montevideo, que no se puede considerar un medio revolucionario de izquierda o feminista: 

Aquel plan acerca de la nueva entrada del blog se vio interrumpido por el vértigo del COVID-19. En pocos días los acontecimientos empezaron a acelerarse a un ritmo nunca antes visto. Todo iba cambiando muy rápido, a medida que el contagio se expandía y que los gobiernos de los países afectados empezaban a tomar diferentes medidas para contener los daños.

En Italia, otra de mis patrias, la situación se ponía cada vez más dura. Mi hija menor y mis otros familiares, mis exvecinas y exvecinos, mis amigos y amigas sufren, aguantan, se deprimen, se cuidan y cuidan, se inventan, se descubren, sin saber hasta cuándo tendrán que vivir en primera persona este relato de ciencia ficción de terror de Ray Bradbury.

En Argentina, la patria donde vivo, hace varios días que estamos en aislamiento (desde el 20/03/2020) y el gobierno cada vez toma nuevas medidas para contener la debacle que se avecina y que ya se sabe que golpeará más a las franjas más débiles (as usual). La Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA), dada a conocer en los informes del 5 y del 28 de diciembre de 2019, registró para la segunda parte del año 2019 un 40,8% de personas bajo la línea de pobreza, de los cuales un 8,9% se ubicaron por debajo de la línea de indigencia. 

Wichis qom ya se morían de hambre y de invisibilidad antes del virus. La situación económica general ya era un desastre antes del virus. Sin embargo, algo bueno pasó: mucha gente de bandos políticos opuestos se unió en actitud solidaria ante la emergencia. Otras personas no, claro, porque hay de todo en la viña del señor...

En Uruguay, hoy (25 de marzo), el actual gobierno, cuya asunción fue hace escasos veinticuatro días (¡!), todavía no tomó casi ninguna de las duras y valientes medidas que tomó el gobierno que fue electo en el mismo período de este lado del charco: no solo no hay cuarentena, sino que cuando en Argentina se prohíbe que se les corten los servicios públicos durante 180 días a quienes no podrán pagarlos debido a la emergencia económica, en el paisito las tarifas se aumentan un 10%... Y Uruguay es hoy el país de América del Sur con mayor número de contagiados en proporción a su escasa población.

Como las malas noticias no vienen solas, con respecto a los cuatro feminicidios en diez días que se perpetraron en marzo, el presidente de Uruguay, Luis Alberto Lacalle Pou (el Cuquito, como es conocido, y lo digo sin querer faltar el respeto hacia su alto cargo), habló de inevitables daños colaterales. Ahí llego a la cuestión lingüística y me disculpo por la larga introducción.

Busqué en Wikipedia la historia de la expresión daño colateral (clic en el link). Sé que no es una fuente del todo confiable, pero tampoco estoy escribiendo una tesis de doctorado.

Solo quisiera entender si hay una relación entre aquella pobre representación femenina en la política uruguaya y en cualquier cargo dirigente (también en la empresa privada, en las instituciones, en los clubes, en las asociaciones, etc.) y el uso de este eufemismo por parte del presidente recientemente electo.

¿Qué corno quiere decir el Cuquito con la expresión "daños colaterales", que proviene del lenguaje militar, para referirse a los feminicidios

Me acuerdo cuando me topé por primera vez con esa expresión, en la Guerra del Golfo. Ese eufemismo de origen militar me llenó de indignación humana, como me llena de indignación todo lo relacionado con las guerras: soy pacifista. Pero escuchar al presidente del Uruguay usar ese eufemismo para referirse a las mujeres asesinadas por hombres con los que tuvieron alguna relación me produce algo más que indignación, me revuelve las tripas. ¿Cuál es la guerra? ¿Cuáles los soldados?

También me subleva que se use el lenguaje militar para hablar de un virus: no es una guerra, es un virus. La guerra siempre es evitable. Un virus es un virus. Un asesinato es un asesinato, y siempre es evitable. Una mujer asesinada es una mujer asesinada, no un daño colateral. El machismo es machismo. Y también mata, como los eufemismos.

A propósito del uso discursivo de los eufemismos encontré esta joyita del lingüista holandés Teun Van Dijk (las negritas son mías):

Revista signos

versión On-line ISSN 0718-0934

Rev. signos v.39 n.60 Valparaíso  2006

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-09342006000100003 

...la manipulación de la cognición social puede también incluir las bases mismas de toda la cognición social: el conocimiento general compartido socioculturalmente. De hecho, una de las mejores formas de detectar y resistir intentos de manipulación es el conocimiento específico (por ejemplo acerca de los actuales intereses de los manipuladores) así como conocimiento general (por ejemplo acerca de las estrategias para mantener el presupuesto militar elevado). Será, pues, de interés de los grupos dominantes asegurarse que no se adquiera un conocimiento general relevante y potencialmente crítico o que solo se adquiera conocimiento parcial, mal dirigido o prejuiciado.

Un ejemplo bien conocido de esta última estrategia fue la afirmación con la que el gobierno de Estados Unidos y sus aliados legitimaron el ataque a Irak en 2003: “conocimiento” acerca de armas de destrucción masiva, conocimiento que luego resultó falso. Se oculta información que puede llevar a conocimientos que se podrían usar para resistir la manipulación, por ejemplo, acerca de los costos reales de la guerra, el número de muertos, la naturaleza del “daño colateral” (civiles muertos en bombardeos masivos y otras acciones militares), etc. característicamente es ocultado, limitado o de alguna manera hecho aparecer menos riesgoso y, por ello, discursivamente desenfatizado, mediante eufemismos, expresiones vagas, implícitos, etc.

(...) Nuestro conocimiento sociocultural forma el núcleo de estas creencias y nos permite actuar, interactuar y comunicarnos significativamente con otros miembros de la misma cultura. Lo mismo sucede con muchas actitudes e ideologías sociales, compartidas con otros miembros del mismo grupo social, por ejemplo, pacifistas, socialistas, feministas, por una parte o racistas y machistas chauvinistas, por la otra (van Dijk, 1999). Estas representaciones sociales se adquieren gradualmente a lo largo de la vida, y si bien pueden cambiar, normalmente no cambian de un día para otro. (...)

El artículo completo en este link: Teun Van Dijk

Por último, algunas recomendaciones lingüísticas relacionadas con el virus, la enfermedad, la vacuna, etc. publicadas por Fundéu: 

Las expresiones vacuna contra la COVID-19 y vacuna anti-COVID-19 son más precisas y resultan, por tanto, preferibles a vacuna contra el coronavirus para referirse a la que se está intentando obtener para frenar la actual pandemia, como señala la Real Academia Nacional de Medicina. También es posible formar expresiones con el mismo significado empleando el prefijo anti-.
Vacuna contra la enfermedad o contra el virus
En el lenguaje médico y también en el español general es frecuente hablar tanto de vacunas contra una enfermedad (vacuna antigripal) como de vacunas contra el virus o la bacteria que las provocan (vacuna antimeningocócica o vacuna contra el virus del papiloma humano).
En el caso actual, resulta más preciso hablar de vacuna contra la COVID-19, que es el nombre de la enfermedad establecido por la OMSVacuna contra el coronavirus es una fórmula más imprecisa, ya que existen otros coronavirus diferentes del SARS-CoV-2 (el causante de la actual pandemia), por lo que en todo caso habría que usar la forma más compleja vacuna contra el SARS-CoV-2.
Con el prefijo anti-
• También es posible aludir a las vacunas con el prefijo anti-, seguido del sustantivo que da nombre a la enfermedad (en este caso, vacuna anti-COVID-19) o al agente que la causa (vacuna anticoronavirus, aunque, como se ha explicado anteriormente, resulta una fórmula imprecisa).
• Asimismo es habitual emplear ese mismo prefijo seguido de un adjetivo derivado a partir del nombre de la enfermedad o del agente que la causa: vacuna antidiftéricavacuna antirrábica, etc.
Para esta enfermedad, el adjetivo correspondiente sería covídico/a, y el del virus coronavírico o coronaviral, todos ellos correctamente formados, aunque, como es lógico, todavía registran un uso muy escaso. A partir de ellos, podrían formarse las expresiones vacuna anticovídica, en referencia a la enfermedad, y vacuna anticoronavírica o vacuna anticoronaviral, en relación con el virus, aunque estas últimas son formas más imprecisas.


viernes, 8 de marzo de 2019

Vieja, negra y extranjera: la primera mujer que votó en Uruguay y en toda América del Sur


Mujer escribiendo, Pompeya


En 1917, en un pequeño país del sur del mundo,  hubo una reforma constitucional que establecía, en su artículo quinto, la separación de la Iglesia Católica del Estado, y que permitía que las mujeres participaran en los comicios.


Así, resulta que la primera mujer que votó en América del Sur, en un plebiscito en un pequeño pueblo del interior del Uruguay, fue una ciudadana brasilera, afrodescendiente, de 90 años: Rita Ribeira. La historia tiene los visos de originalidad típicos de aquel pequeño país. Por empezar, el episodio se desarrolla en un pueblo que se llama Cerro Chato (Uruguay tiene, además, el Arroyo Seco y la Cárcel de Libertad, entre otras muchas bizarrías).
El singular poblado de Cerro Chato se encuentra en el cruce de los Departamentos de Treinta y Tres (sí, sí, en Uruguay también hay un Departamento que se llama Treinta y Tres), Durazno (no comment) y Florida (una toponimia más normalita).


Edificio en Cerro Chato donde votó por primera vez una mujer en Sudamérica.
Dice Wikipedia: “Esta particular situación hace que los servicios se repitan: funcionan tres seccionales policiales, tres juzgados y tres juntas locales, cada una con competencia sobre el área que le corresponde al pueblo, siendo común el planteo de algunos inconvenientes [te creo]”.

En 1927 la Corte Electoral autorizó la realización de un plebiscito para resolver la cuestión de la anexión de las partes del territorio que pertenecían a Florida y a Treinta y Tres al Departamento de Durazno. Podían participar en ese plebiscito “las personas (señalo el cuidado por la elección de un término no sexista) sin distinción de nacionalidad y sexo”; bastaba con ser residente e inscribirse en un registro.

Parece que “la Comisión de Mujeres de Durazno, que realizó una fervorosa campaña electoral a favor de la unificación de todo el territorio para el citado departamento, estaba liderada por Modesta Fuentes de Soubiron, conocida por mantener una áspera polémica con el diario El País de Montevideo, a raíz de una publicación donde se ponía en tela de juicio la capacidad ciudadana de las mujeres y en especial de las de Cerro Chato”.

Votó un 75% de las personas habilitadas y el resultado fue un amplísimo triunfo para Durazno. Wikipedia nos cuenta que “sin embargo, los resultados del plebiscito nunca fueron tomados en consideración por las autoridades de la época, y la iniciativa de anexión se perdió en el tiempo manteniéndose hoy la misma situación que en 1927”, pero eso ya no tiene mayor importancia.

Uruguay tiene una larga trayectoria en cuanto a los derechos civiles: la ley de divorcio es de 1907, en 1913 se agregó la causal “por la sola voluntad de la mujer” y en 1948 se estableció en el Código Civil la igualdad de derechos civiles de hombres y mujeres (si bien algunas diferencias en el Código se mantuvieron durante mucho tiempo).

En 2012 se aprobó la despenalización del aborto y en 2018 Uruguay resultó ser el segundo país con menor mortalidad materna de América, después de Canadá.

A pesar de todo, Uruguay tiene un índice de parlamentarias (18,6%) más bajo que el promedio mundial (22,9%). Para tratar de entender un poco las razones de esta paradoja, encontré estos artículos:



Como se sabe: “hecha la ley, hecha la trampa” y los uruguayos siempre adhirieron a la filosofía de la viveza criolla.

A la luz de toda esta historia, nada mejor que celebrar este 8 de marzo prometiéndonos que siempre y en todos lados (pero más que nunca en este año electoral en el paisito) vamos a estudiar muy bien la integración de las listas, porque a pesar de todo el blablá de la politiquería acerca de la igualdad de género, una lista encabezada por una mujer vale más que mil palabras. Y si en aquel Uruguay de 1927 fue posible que una ciudadana brasilera, negra y vieja fuera la primera mujer en votar en Cerro Chato y en toda América del Sur, no veo por qué no va a ser posible que logremos aumentar, casi un siglo después, ese vergonzoso porcentaje de parlamentarias.