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Plaza Chile, Buenos Aires, foto propia LM |
En esta época del año, día más día menos,
llega la alegría de la floración de estos fantásticos árboles sudamericanos a
calles, plazas y parques de Buenos Aires y a muchos otros lugares del cono sur.
La magia se renueva todos los años. Tengo que confesar que, cuando se demora un
poco, empiezo a inquietarme. Pero el reloj de la naturaleza no falla. Los
jacarandás se imponen e impactan con fuerza en el árido cemento de la ciudad,
lo golpean y a la vez lo visten, lo perfuman y lo ensucian de lila, o violeta,
o celeste, o “azul violáceo”, como dicen los expertos. No hay dos lentes que vean estas flores del mismo color.
La palabra “jacarandá” es de origen guaraní y, en la tierra donde se originó el árbol, es un sustantivo masculino. En
el español actual el plural es “jacarandás”,
como el de todas las palabras que terminan en á tónica: papás, sofás, etc.
En el DPD (Diccionario Panhispánico de Dudas) se lee:
jacarandá o jacaranda. ‘Árbol americano de flores tubulares de color violáceo’. La forma aguda [jakarandá], cuyo plural es jacarandás (→ plural, 1b), se usa como masculina: «Contemplaba los jacarandás desde las ventanas» (Martínez Evita [Arg. 1995]). La variante llana [jakaránda], propia de México y algunos países del área centroamericana, es femenina: «Las jacarandas comenzaban a teñirse de color violeta» (Chao Altos [Méx. 1991]).
Lo curioso es que, en sus viajes por el mundo, esta palabra pasó de aguda a grave y de masculina a femenina, así que en otros países (México y España entre ellos) se habla de “las jacarandas”.
¿Qué tal una pausita en la lectura con esta creación de Jósean Log?
¿Qué tal una pausita en la lectura con esta creación de Jósean Log?
Jacaranda Jósean Log
La artista argentina Marcela Mouján vistió la estación San Martín de la línea C del
subte de Buenos Aires con un mural de mosaico veneciano con motivo de árboles autóctonos:
En Montevideo los jacarandás tiñen la
ciudad, pero de manera más discreta y austera, acorde con la idiosincrasia de los
locales.
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Calle Juan Paullier, Montevideo. Foto propia LM |
Claro que en primavera no solo explotan los jacarandás, sino también los lapachos y tantas otras especies botánicas. La variedad de colores y su contraste es lo que más hace suspirar; como suele decirse: "en la variedad está el gusto". Ahí tenemos entonces al rojo ceibo, flor nacional tanto en Argentina como en Uruguay.
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Ceibo en el Parque Rodó, Montevideo. Foto propia LM |
La flor del ceibo, o seibo, cuyo nombre
botánico es Erychrina crista-galli
por su aspecto de cresta de gallo, es hermafrodita, y se la considera una flor
perfecta, con sus cuatro ciclos florales: cáliz, corola, androceo y gineceo.
Tanto ceibo
como jacarandá son palabras de
origen guaraní. Con la llegada de la
primavera este pueblo celebra el Ara Puahu,
inicio de un nuevo ciclo o nuevo año. Los Opygua, guías espirituales de las
comunidades guaraníes, reparten bendiciones para niñas y niños, mujeres y
hombres, para el monte y sus animales, para las plantaciones y para la salud.
Acá dejo un link a un video de la canción “Anahí”, del correntino Osvaldo Sosa Cordero, con el
texto de la leyenda de la flor del ceibo:
En 2007, el gobierno de Tabaré Vázquez
(presidente de Uruguay desde 2005 hasta 2010 y desde 2015 hasta 2020) creó un
plan educacional pionero en el mundo, el Plan Ceibal, que
proporcionó una computadora portátil a cada niño en edad escolar y a cada maestro
de la escuela pública. La sigla “Ceibal” es un retroacrónimo que
significa Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en
Línea. Los retroacrónimos se construyen tomando una palabra y
creando una nueva secuencia con las iniciales de la palabra. Por ejemplo, la
prueba de Apgar, que se hace para evaluar la vitalidad de los bebés
recién nacidos, lleva originalmente el nombre de su creadora Virginia Apgar.
Diez años después de la publicación de esa prueba se acuñó el retroacrónimo
APGAR: Apariencia, Pulso, Gesticulación, Actividad y Respiración. En el caso
del Plan Ceibal, el propio Tabaré Vázquez confesó que hubo que hacer
malabarismos para encontrar la manera de que la palabra “ceibal” se
transformara en una sigla.
El ceibo blanco es una variedad silvestre
encontrada en el Uruguay en 1961. ¿Tendrá que ver esto con que Uruguay sea una “mosca
blanca”? En esta América del Sur tan convulsionada en 2019, Uruguay celebró dos
instancias electorales en paz:
Se me ocurre dejar este breve periplo
lingüístico-botánico con un poema de una gran poeta uruguaya: Juana de Ibarbourou, o Juana de
América, nacida en Melo, en 1892. Este año se cumplen 100 años de su primer libro de poesías, Las lenguas de diamante.
Para Juana la flor del jacarandá es azul,
como el sueño.
QUIETUD
Calle sombreada de sauces
Y azul de Jacarandá.
Todos los ruidos del mundo
En ella se dormirán.
Y el sueño será azul como
La flor de Jacarandá.
¡Quién te diera, alma cansada
Y herida por el temor,
Todo un día de silencio
En esta calleja en flor!
(La rosa de los vientos, 1930)
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¡Feliz Ara Puahu!